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Camine en la revelación de la Palabra de Dios

Dios en el Antiguo Testamento:

Veamos la experiencia vivida por el rey David. Podemos aprender mucho de la vida de David. Era un hombre conforme al corazón de Dios (1 Samuel 13:13-14; Hechos 13:22). Era el hijo menor de Isaí y una elección poco probable para ser rey, humanamente hablando. David, el más joven, pastoreaba las ovejas. Entonces llamaron al niño y Samuel ungió a David con aceite "y desde ese día en adelante el Espíritu del Señor descendió sobre David". Uno de los reyes más grandes de Israel. Derrotó a osos y leones, derrocó a gigantes, derrotó a grandes ejércitos enemigos. Pero lo más importante, consultó a Dios en todo. Incluso cuando cometió errores, aceptó la corrección de Dios. Un hombre que caminó en la revelación de la Palabra de Dios en su vida y así declaró: "El Señor es mi Pastor y nada me faltará" (Salmo 23).

Jesús en el Evangelio:

Veamos la experiencia vivida por el apóstol Pablo. Sin duda una de las figuras más conocidas de la Biblia. Las cartas que escribió hacen miles de años siguen siendo vitales para nosotros hoy. Nos dan vida y comprensión, instrucción y esperanza. La transformación de Pablo es un ejemplo brillante para todo cristiano. Mientras Pablo marchaba por el camino a Damasco, persiguiendo celosamente a los cristianos, tuvo una experiencia profunda. Jesús mismo apareció ante él como una luz del cielo, lo que obligó a Pablo a arrodillarse. En ese momento creyó y pasó de perseguidor a discípulo. Dice que después de esta experiencia, inmediatamente comenzó a predicar a Cristo. No hubo vacilación, ningún razonamiento humano, preguntándose si lo que estaba haciendo estaba bien. Había experimentado a Cristo y tenía un enfoque completamente nuevo en la vida.

El Espíritu Santo en nuestras vidas:

Dios tiene un propósito para todos nosotros. Necesitamos orar y pedirle que revele Su voluntad para nuestras vidas. Cuando aprendemos y caminamos bajo esta revelación, nuestra vida adquiere un nuevo significado y todo lo que sucede desde allí es una confirmación de esta promesa de Dios. En mi vida, un día Dios reveló el capítulo 3 de Proverbios como la Palabra que guiaría mi camino. Desde entonces he confiado en el Señor con todo mi corazón. Un día, estaba con mi familia cenando en una pizzería, entraron unos hombres armados para robar el lugar. En ese momento mi esposa y yo clamamos a Dios para que nos escondiera bajo sus manos. Esos hombres entraron, robaron a la cajera y empezaron a mirar las mesas buscando robar a quien estuviera allí también. Uno de ellos miró nuestra mesa, pero luego miró hacia otro lado, como si no hubiera visto a nadie sentado allí. Se fueron y fuimos preservados. Ciertamente Dios nos escondió y mantuvo el mal fuera de nuestro camino.

Dios también ha abierto un camino para tu vida. Busque en oración para que el Espíritu Santo le revele una Palabra que cambiará su vida y será su guía por la eternidad.