¿Soy Amando(a)?Muestra

Desde el momento en que Teddy entró en el salón de clases de quinto grado de la Sra. Thompson, sintió una aversión inmediata por el niño. Ella sabía que estaba mal. Estaba sucio, olía raro y su intelecto dejaba mucho que desear. Comenzó a sentir un inmenso placer al marcar las x rojas en sus papeles.

A medida que se acercaban las vacaciones, la Sra. Thompson se sintió obligada a buscar la historia escolar de Teddy. Lo que encontró la hizo desear haberlo hecho antes. Teddy había comenzado bien en primer grado, pero la enfermedad de su madre mientras él estaba en segundo grado y su posterior muerte durante el tercer año de Teddy lo envió a un espiral del que no se había recuperado. 

Era el último día antes de las vacaciones de Navidad y el escritorio de la Sra. Thompson estaba lleno de regalos de los estudiantes. Se abrió camino hasta el último regalo: un paquete envuelto con una bolsa de papel marrón, sellado con cinta adhesiva y decorado con árboles de Navidad dibujados a mano y campanas rojas. Risas y risitas traquetearon por la habitación cuando abrió el regalo y dos artículos cayeron sobre su escritorio: un brazalete de diamantes de imitación llamativo al que le faltaban un par de piedras y una botella medio vacía de perfume barato. En un intento por sofocar la risa, la Sra. Thompson dijo que era un regalo encantador. Se puso el brazalete en la muñeca y se aplicó un toque de perfume detrás de cada oreja. 

Después de que todos los demás estudiantes se fueron, Teddy se acercó al escritorio y dijo: “Sra. Thompson, me alegro de que le hayan gustado los regalos. El brazalete de mamá te queda perfecto y ahora hueles igual que ella". 

Teddy se fue y la Sra. Thompson cerró la puerta detrás de él. Se sentó en su escritorio y comenzó a llorar por su falta de amor por el jovencito. Dios tuvo que romperle el corazón ese día. 

Es muy importante tratar de ver las situaciones de las personas. Puede que el aspecto de las personas sea diferente al de nosotros o que haya algo que haga que sintamos rechazo; pero Dios no nos trata de esa manera. Cuando comenzamos a comprender el panorama general, comenzamos a ver a las personas de manera diferente. Si Jesús murió por todos, y debemos tener el amor de Dios en nuestras vidas, también debemos amarlas. 

La historia de Teddy y la Sra. Thompson no terminó ese viernes de Diciembre. Cuando los estudiantes regresaron después de Navidad, la Sra. Thompson dedicó toda su energía a la tutoría de Teddy. Al final del año escolar, se había puesto al día y avanzó con éxito al siguiente grado. Ella perdió el contacto con él cuando se mudó a una nueva escuela.

Siete años después, llegó una carta a su buzón: "Estimada Sra. Thompson, quería que fuera la primera en saber que me graduaré en segundo lugar en mi clase de secundaria".

Cuatro años después llegó otra carta informándole que Teddy se estaba graduando de la universidad como el mejor de su clase. La tercera carta llegó unos años después: “Estimada Sra. Thompson, quería que fuera la primera en saber que a partir de hoy soy el Dr. Theodore Stallard. Me casaré en Julio y quería preguntarle si vendría y se sentaría donde mi madre se habría sentado. Papá murió el año pasado y no me queda familia".

La Sra. Thompson había tomado la decisión de amar a los desagradables y ayudar a los que necesitaran ayuda. Como resultado, no solo cambió la vida de Teddy, sino que también cambió su vida. Eso es lo que la comprensión del amor de Dios puede hacer en nuestras vidas.

Ante Dios, todos tenemos un mal olor; todos estamos desaliñados. Todos hemos pecado. Cuando Dios nos mira, no hay nada hermoso en nosotros. Dios podría haberse apartado de nosotros, pero Él es amor. Entonces Él envió a Su Hijo a morir en nuestro lugar. Jesús no murió como mártir, sino como sacrificio voluntario. Nunca olvides eso: Dios te ama porque Dios es amor.

Amor en acción: 

¿Hay alguien en tu vida a quien se te dificulte amar? Ponte un recordatorio de orar por él/ella y pídele a Dios que te ayude a amar a aquellos con quienes estás en contacto.