Primera Estación - El Desierto

En 1 Reyes 19, encontramos el relato de una de las experiencias más reveladoras del carácter de Elías. Después de salir victorioso de su encuentro con los profetas de Baal, de haber ordenado la muerte de 450 de estos; después de haber provocado sequía y lluvia y de haber avergonzado a Acab el rey; Elías huye al desierto atemorizado por las amenazas de Jezabel...

En su huida, Elías cae en tal estado de depresión y ansiedad que exclama uno de los lamentos más desesperanzadores: Basta ya, oh, Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres (1 Reyes 19:4).

Su lamento expresa su cansancio de la vida, su deseo de evadir la realidad que lo oprime y la pérdida de su estima propia. Finalmente queda refrenado por una postura pasiva y se queda dormido debajo del enebro.

En el desierto, Elías experimentó ...Cansancio, negación, depresión, pasividad.

El relato bíblico nos dice que un ángel despertó a Elías diciéndole: levántate y come (1 Reyes 19:5). En tal orden, están presentes dos cuestiones: el reconocimiento a su capacidad, o sea Elías puede levantarse; así como el reconocimiento de su condición débil, necesitaba fortalecerse con el alimento. En tal condición, Dios provee agua y comida caliente, pero a él le correspondía levantarse y comer.

Hasta aquí debes comprender que Dios no hará lo que nosotros podemos hacer. El hará y proveerá lo que nosotros no. 

A veces llegamos, como Elías, a tal condición que lo que Dios hace no parece ser suficiente. Y nuestras expresiones son algo como: Dios nos hizo nada, lo único que Dios hizo fue… que me proveyó de alimento. Precisamente ese alimento que representa la palabra de Dios es lo único que podrá en esos momentos de la estación del desierto, fortalecernos. 

El panorama del desierto es seco, no provee de agua y tampoco de frutos para alimentarnos. En nuestro desierto Dios siempre nos proveerá de alimento y agua, Él es la fuente de provisión, sin embargo, no hará lo que nos corresponde a nosotros hacer. 

Elías comió, pero volvió a quedarse dormido, y el ángel volvió a despertarlo y añade la frase: ...porque largo camino te resta (v.7).

¿Cuántas veces nos alimentamos en cada servicio y al salir volvemos a la misma condición? Las palabras que añadió el ángel representan los planes de Dios. Dios no quiere que te eches a morir en el desierto, quiere mostrarte su provisión, su fortaleza y su plan… o sea, que aun te queda camino por recorrer, cosas que hacer, metas que alcanzar…

A través de la historia de Elías, vemos que la vida nos depara retos y dolor. Que podemos tener éxitos, pero nunca sin aflicciones. También vemos en la exhortación del ángel, que esos momentos de aflicciones no pueden acabar con la vida que se tiene por delante, si mantenemos la fe.

El Dios que nos da las victorias, también nos sustenta cuando acabamos debajo del enebro (arbusto del desierto).

Estos hombres, de los cuales el mundo no era digno, anduvieron errantes por los desiertos… (Hebreos 11:38)