Los Cambios Del Dios Que No CambiaMuestra

Dios cambia

Tener un Dios que no cambia, que es fiel, que cumple lo que promete y que permanece y permanecerá toda la eternidad siendo quien siempre ha sido es una inmensurable bendición. Su amor, su misericordia, su sabiduría, así como todos sus demás atributos, tienen un continuo y eterno presente, por lo que podemos descansar en el testimonio que da de sí mismo, “Porque yo Jehová no cambio.” Precisamente, por esa verdad extraordinaria el corazón de Dios desea la salvación de todos los hombres y que todos procedan al arrepentimiento.  

Dios quiere cambiar las vidas que están perdidas, por eso envió a Su hijo a salvar al mundo de su condenación. Tenemos que seguir predicando que Dios cambia, para que las vidas sean salvas, los hogares sean reconstruidos, y seamos continuamente agentes transformadores al servicio del Señor. 

¿Se producen cambios para bien donde estamos? ¿Trabajamos con Dios en su propósito de cambiar las vidas y hacerles nuevas criaturas? Sólo el Espíritu Santo de Dios puede producir esos cambios pero quiere usarnos a nosotros como sus instrumentos de luz mientras Él nos sigue cambiando a nosotros.

Quiero terminar este plan que hemos compartido durante estos días, con unas palabras de esperanza para todos los que hemos puesto nuestra confianza en el Señor. La Palabra de Dios nos deja ver cambios maravillosos que, el Dios que no cambia, realiza a favor de sus hijos. Dios cambia nuestro lamento en baile, la tempestad en sosiego, las tinieblas en luz, lo escabroso en llanura, el desierto en paraíso, la soledad en huerto de Jehová. Nuestro Padre celestial se complace en cambiar nuestro llanto en gozo consolándonos y alegrándonos en Él. Dios cambia todo aquello que sea necesario cambiar con el fin de actuar a favor de sus hijos.

Señor, te adoramos. Nuestro corazón está agradecido por todo lo bueno y misericordioso que eres para con nosotros. Gracias por intervenir en nuestras vidas produciendo cambios que nos hacen madurar y crecer y que nos ayudan a ir siempre en triunfo en Cristo Jesús. ¡A ti sea toda gloria!