Escuchar la voz de Dios. Muestra

Me llama por mi nombre

Tiempo después de haber estado con los Apóstoles, Salud visitó a la iglesia en Antioquía donde se encontraban profetas y maestros, entre ellos Bernabé. Estando reunidos adorando al Señor y ayunando recibieron instrucciones del Espíritu Santo de apartar a Bernabé y Pablo, después de esto oraron por ellos poniendo las manos sobre la cabeza y los enviaron a lo que hoy conocemos como el primer viaje misionero de Pablo.

Unos versículos más adelante encontramos algo bastante interesante: “Entonces Saulo, que también se llamaba Pablo…” ¿Por qué es hasta este momento donde se hace énfasis en el nombre que el Señor le dio a Saulo?

Hay dos puntos en esta historia: El primero es que hubo una instrucción del Espíritu Santo de “apartar” a Saulo mientras estaban orando y ayunando en Antioquía y el segundo es que oraron por ellos para enviarlos al viaje. Después de esto se dejó de mencionar el nombre de Saulo y se comenzó a llamarle Pablo.

Cuando decidimos escuchar la voz de Dios uno de los cambios que comenzamos a notar es que Él nos da un nuevo nombre en su Reino, ya no solamente tenemos uno, sino que Dios nos llama por muchos más, ahora somos justos mediante el sacrificio de Jesús, herederos del reino, somos libres del pecado y de la muerte y somos hijos del Rey de Reyes. ¡Qué increíble poder y gracia para cambiar lo que antes éramos por lo que ahora somos en Él!

Tip práctico:

Te animamos este día a que aceptes el nuevo nombre que Dios te ha brindado, que por más que algo trate de hacerte sentir que no mereces o que Jesús hizo por ti recuerdes a cada instante todo lo que Él ha dicho de ti: eres salvo, tienes vida eterna y eres perdonado.