Escuchar la voz de Dios. Muestra

Meditar su palabra

La Biblia nos enseña que María tenía el hábito de meditar. En Lucas leemos que incluso en el día del nacimiento de Jesús, ella escuchaba las palabras y profecías que los pastores hablaban acerca de él, y aunque todos se asombraran de las palabras, ella iba un paso más, las guardaba y meditaba en su corazón.

María no solo se quedaba en la emoción de escuchar la palabra, ella permanecía en esa palabra. Piensa esto, en un día tan importante no solo para ella sino para toda la humanidad, después de no haber encontrado posada y tener que dar a luz en un pesebre, seguro fue un día lleno de expectativa y emociones, aún en medio de todo eso, María encontró espacio para meditar. Creo que María le había dado el lugar más alto a la voz de Dios, para ella la Palabra de Dios era gran valor, y su atención estaba en ella.

Cuando Jesús tenía 12 años, José y María lo perdieron durante tres días, cuando lo encontraron, Jesús les respondió: “¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?” La Biblia dice que aunque sus padres no entendieron estas palabras, María las conservó en su corazón. Ella les dio un valor por encima de lo que ella pudiera opinar.

Cuando una persona es de gran valor para ti, das tu atención cuando platican, y tal vez durante el día recuerdas detalles de la conversación. O el caso contrario, ¿te ha pasado que tienes un problema tan grande que continuamente piensas en eso? Haces escenarios en tu mente de cómo resolverlos, o tal vez incluso haciéndolos más grandes. Bueno, si sabes hacer eso, sabes meditar… solo con el enfoque incorrecto. Dios nos pide meditar en su Palabra.

Meditar en la Palabra es una de las prácticas más importantes que podemos aprender. Es a través de meditar que nuestra mente es renovada a la mente de Cristo. No se trata de vaciar nuestra mente, o permanecer en la nada, al contrario, es llenar nuestra mente con sus pensamientos, en Proverbios nos habla de escudriñar como a tesoros, y es una de las prácticas en las que Dios hace más énfasis. 

Meditar es permanecer en un diálogo continuo durante mi día a día con el Espíritu Santo, y por cierto, cuando sus pensamientos son manifestados en ti, experimentarás la paz de Dios.

Tip práctico:

Lee el Salmo 103 en la mañana, y durante tu día medita sus palabras, considera cómo afecta en tu día. No se trata de un estudio bíblico, se trata de contemplar y escuchar a Cristo. Te recomiendo que leas lento, considerando cada palabra, incluso no importa si no acabaste todo el capítulo, puedes quedarte con algún versículo en específico.