Superando desordenes alimenticiosMuestra

Tal vez has estado repitiendo el mismo ciclo insalubre, deseando que hubiera un camino de salida, pero sin saber dónde encontrarlo. O tal vez sólo cuando pensaste que habías encontrado tu camino a la sanidad y libertad, algo te encadenó, y después de todo el trabajo que habías hecho, de repente te encontraste a ti mismo en el dolor y la angustia del decaimiento. De cualquier forma, el daño emocional de luchar contra un desorden alimenticio podría dejarte sin esperanzas.

Pero no te rindas. Hay esperanza. La presión de progresar podría comenzar a sentirse como demasiado, desencadenando pensamientos de ansiedad y negatividad como 'Nunca venceré esto', o 'Las cosas nunca cambiarán'. No estás solo. No puedes esperar perfección en el proceso. De hecho, la perfección es a menudo el enemigo del progreso.

Tómate un segundo ahora mismo para imaginarte a ti mismo liberándote de las cadenas de la perfección. ¿No se siente maravilloso? Como si desde este momento tuvieses el permiso y la libertad de quitar cualquier expectativa de perfección de este proceso de sanación.

A lo largo de este proceso de confrontar tu relación insalubre con la comida, intentarás cosas nuevas, ganar sabiduría, crecer más cerca de tu Padre celestial, y probablemente experimentarás algunos problemas durante el camino. Cometer errores no significa que ya no eres saludable, redimible o capaz. Nuestro Dios es un Dios de oportunidades infinitas; mientras aún respiremos, podemos intentar de nuevo. Acepta este regalo, y continúa presionando hacia adelante con esperanza y gracia en tu corazón.

Cuando sea que experimentes fallas, dudas o recaídas, recuérdate que Dios aún es bueno. Él aún está contigo. Él va detrás de ti. Él nunca te dejará ni te desamparará. Sus misericordias son nuevas cada mañana, cada momento. Cuando comiences a sentirte abrumado por el camino adelante, detente y concéntrate sólo en el próximo paso delante de ti. Jesús dijo:

“Por tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas” (Mateo 6:34 NVI).

Concentrarnos en el futuro puede causar que nos abrumemos por todo el trabajo que conlleva mantenernos saludables. Pero cuando resistimos la tentación y nos enfocamos en el día de hoy y toda la oportunidad que trae para hacer la voluntad de Dios y honrarle con nuestras elecciones, podemos sentirnos inspirados y llenos de confianza de que somos capaces de ganar esta batalla a través de Cristo y Su fuerza.

Nunca fuimos hechos para ser perfectos. Dios nos creó para necesitarle y depender de Su gracia, misericordia y amor incondicional. No obstante, nuestra meta como seguidores de Cristo es ser tan como Cristo como sea posible. Debemos esforzarnos por seguir Sus pisadas y vivir de una forma que le honre.

Una de las mejores formas en las que podemos hacer eso es perdonar, tal y como Él nos perdona a nosotros (eso incluye perdonarnos a nosotros mismos). Si tu trayectoria es encontrada por oposición, fallas o decepción, no te permitas escalar en pensamientos negativos y errores repetidos. Perdónate a ti mismo, fija tus ojos en Cristo y concéntrate sólo en este día.

Oración: Dios, me he estado sintiendo tan abrumado... Me he estado sintiendo como una falla y me he concentrado en mis defectos. Abrúmame, en su lugar, con Tu gran gracia, misericordia y amor. Redímeme, Padre. Acepto tu gracia. Guíame y dirígeme mientras Te sigo y me
concentro sólo en el hoy. En el nombre de Jesús, amén.