Pecado: por qué la Navidad es para todos

Por Danny Saavedra

"Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por Su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó" (Romanos 3:22-24, NVI).

Cada año celebramos Navidad. Es un tiempo hermoso de gozo y buenas obras. Decoramos un árbol, colgamos luces, cantamos bellos villancicos y damos regalos geniales. Y cada año nosotros los cristianos nos gusta recordar a todos que "Jesús es la razón de la celebración". ¿Pero cuántos nos sentamos a reflexionar realmente sobre por qué Él es la razón de la celebración? ¿Por qué hay una temporada navideña? ¿Por qué Jesús dejó el cielo para venir a la tierra? 

Respuesta corta: nuestro pecado. Verás, nuestro Señor nos ama mucho. Nos hizo a Su imagen y semejanza (Génesis 1:27). Fuimos la joya de coronación de la creación de Dios, hechos para darle gloria y disfrutar una relación perfecta en Su presencia por siempre como Sus hijos amados. Este era nuestro destino, para el cual fuimos creados... es lo que Adán y Eva experimentaron. Ellos caminaron con Dios, hablaron con Dios, disfrutaron Su presencia. Ellos pudieron vivir su llamado y disfrutar de los frutos del jardín (Génesis 2:15-16). Pero después todo salió mal... ocurrió la caída. 

Adán y Eva permitieron que el orgullo e impulsos egoístas, su deseo de ser "como Dios", nublaran su juicio. Y porque se permitieron a sí mismos ser engañados por la serpiente, ellos, y todos nosotros, caímos de la gracia. En ese momento nos dice Pablo "por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron" (Romanos 5:12, NVI). La peor parte es que lo que buscaban, ser como Dios, ya lo tenían. Ellos llevaban la imagen y semejanza intrínseca en sus corazones y almas. 

En Pecado y redención, John Garnier afirma que, "El pecado entonces produce alejamiento y enemistad con Dios, o en otras palabras, una separación moral entre el pecador y Dios, que es la muerte espiritual; y lo contrario de esto debe ser resucitado o dado vida para ser reconciliado con Dios". El pecado de Adán y Eva infectó a todos sus hijos, a cada persona en la historia de la humanidad. Causó una grieta, una separación entre nosotros y un Dios santo y perfecto. Cada niño nacido desde entonces ha nacido espiritualmente muerto, separado de Dios, excepto Uno. Entonces, si nacemos muertos espiritualmente, una vez que la muerte física ocurre, se vuelve una muerte permanente sin oportunidad para la reconciliación. 

En Romanos 6:23 (NVI) Pablo dice, "Porque la paga del pecado es muerte". El pecado del Jardín del Edén llevó una muerte espiritual inmediata sobre toda la humanidad y la deuda final de un pecado es la muerte completa que ocurre cuando morimos físicamente, entonces para cubrir la deuda del pecado (que es la muerte) algo (o alguien) más necesita morir en lugar del pecador. Por esta razón, el acto de sacrificio se volvió necesario para pagar la deuda del pecado. ¿Por qué? "Porque el costo de nuestro pecado es la muerte" y "sin el derramamiento de sangre no hay perdón" (Hebreos 9:22, NVI). 

La primera instancia de esto es vista directamente después de la caída. En Génesis 3:21 (NVI) dice: "Dios el Señor hizo ropa de pieles para el hombre y su mujer, y los vistió". Ves, para que Dios pueda vestir a Adán y Eva y quitarles su vergüenza, tuvo que matar un animal, derramar su sangre. Pero hay un asunto. "Es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados" (Hebreos 10:4 NVI). Simplemente no era suficiente. ¡Y esto es lo que hace la historia de Navidad tan poderosa!

La historia de Navidad es acerca del momento en que el plan glorioso de Dios se volvió realidad. ¿Cómo? "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna" (Juan 3:16, NVI). Jesús, el perfecto Hijo de Dios, dijo: "Aquí me tienes..." (Hebreos 10:7, NVI) y "dio su vida por nuestros pecados para rescatarnos de este mundo malvado, según la voluntad de nuestro Dios y Padre" (Gálatas 1:4, NVI). Pagó la deuda de nuestros pecados, una vez por todas, para darnos el regalo de Dios, que es "vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor" (Romanos 6:23, NVI). Gracias a Jesús, podemos glorificar y disfrutar a Dios de una manera aún más íntima que Adán y Eva. No solo podemos caminar con Dios, sino también ¡tenemos el Espíritu de Dios dentro de nosotros!