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Renunciando a la vergüenza

Lo recuerdo claramente. Le pedí a alguien que yo respetaba que por favor orara por mí. Cuando me preguntó el motivo de la oración, todo lo que pude pensar fue que sentí que algo andaba mal conmigo. Como, si en el fondo, en mi interior, algo andubiese mal. Soy adulta, pero no tenía las palabras. 

Era vergüenza. 

Para ser claros, no fue culpa. La culpa se trata de reconocer que has cometido un error. La vergüenza es sentir que eresun error. Gran diferencia.

La vergüenza nos convence de que nuestro verdadero ser debe permanecer oculto, porque nadie lo debe ver. Nos deja aterrorizados al pensar que el verdadero ser es exactamente a quien Dios ve. Eso es exactamente lo que estaba experimentando debido a las cosas que me dijeron y me hicieron hace mucho tiempo. Esas palabras y acciones se incrustaron en mí y se convirtieron en una lente falsa de mi propia imagen.

Aquí hay algo de verdad: Dios sí nos ve a todos nosotros como somos, y aún así abre Sus brazos con amor por nosotros. Cuando Él mira a aquellos que seguimos a Cristo, ve hijas e hijos impecables, porque Jesús murió para tomar el lugar de nuestra vergüenza. Nosotros podemos soltar la vergüenza y abrazar el valor que Él nos da.

Todo eso suena muy bien, y lo es, pero esto es lo que he aprendido. Dejar la vergüenza no es un trato "de una sola vez". Para mí, la vergüenza se elimina como capas despojadas cuando admito y rechazo cada mentira específica que he creído. Luego, empaco cada parte de la vergüenza en un vuelo de ida lejos de mí mientras descubro y desempaco verdades específicas de la Palabra de Dios para reemplazar cada mentira. 

Abandonar la vergüenza puede no ser rápido, fácil o simple, pero es ligero. Dios no compra la basura que has creído de ti mismo, pero te la quitará, si Lo dejas. 

Amanda, sacando la vergüenza