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Renunciando a las ofensas

Tal vez hayas sido un personaje de esta historia: Estamos empacando el auto, preparándonos para un viaje navideño para ver a toda la familia. Estoy actuando como una jefa completamente estresada con mis hijos y mi esposo cuando, finalmente, me rompo emocionalmente. Mi esposo se inclina hacia mí: "¿Qué pasa?". Aparentemente, obviamente yo estaba más allá de mi estado normal de viaje: estresada.

A medida que pasan los kilómetros, me hago la pregunta, aparentemente cliché: ¿Por qué estoy tan estresada durante una época tan alegre del año? Tú conoces la lógica. Es tiempo del niño Jesús, la familia, los amigos, los pasteles, los regalos, el fútbol y, por supuesto, el chocolate caliente. Es un descanso de nuestras rutinas diarias. ¿Cuál es mi problema?

No me ayudó mucho, así que decidí pedirle a Dios que me ayudara a ver qué estaba pasando. Los antiguos comentarios cortantes y críticas de un miembro de la familia volvieron a mi mente.

¿Es allí donde se había acumulado toda la presión? El viaje me dio tiempo para darme cuenta de que había creído en los comentarios y permití validar mis propios pensamientos inseguros. Me enojé conmigo misma por no defenderme, pero también estaba enojada por haber soportado ese peso tanto tiempo. Y además porque estaba dejando que afectara a mi propia familia. Pero con enojarme conmigo misma no estaba haciendo mucho para aliviar la presión. 

Finalmente, decidí comenzar a orar por la persona que me hizo daño. Puede que no le cambie, pero ciertamente me cambiará, pensé para mí misma. Decidí comenzar a alentarle porque quizás sus comentarios provenían de inseguridades y dolores que yo también había sentido. Es un mejor camino para seguir. El Camino de Dios. 

También decidí perdonar. Jesús nos dijo y nos mostró cómo perdonar. Él me perdonó. Setenta veces siete en un día es cuántas veces Él dijo que deberíamos perdonarnos unos a otros. En otras palabras, debemos perdonarnos tan a menudo como sea necesario. 

Nuestra camioneta familiar es más ligera este año porque no llevo el peso del miedo y el dolor. En cambio, estoy llevando Su paz, presencia y luz.

¿Qué relación en tu vida está creando presión? ¿Cómo dejarás que Jesús entre en ti para aliviar la presión?

Christi, viajando ligera esta Navidad

Considera:¿Por quién orarás más a menudo? ¿Cómo puedes perdonarlos?