Plan de guerra espiritualMuestra
DÍA 4: El cebo de la amargura
Me estaba cociendo en mis propios jugos. Mi esposo me abandonó con una niña de dos años y toneladas de deudas, para comenzar una nueva vida con una mujer con la mitad de su edad en una nación extranjera. Yo estaba enfurecida y vengativa, resentida —más que eso— y no se necesitaba discernimiento de espíritus para verlo. Lo odiaba y estaba enojada con Dios.
La amargura es mortal. Con el tiempo, desvía nuestro espíritu y opaca el sentir la presencia de Dios y el oír Su voz. Si estás enojado con Dios, sé honesto con Él. Entrega tu enojo y Él lo cambiará por paz y una mayor revelación de Su soberanía, si lo dejas.
Señor, elijo perdonar a quienes me hirieron, ofendieron, abusaron, me usaron sin piedad o me hicieron mal. Ayúdame, Señor, a reconocer la estrategia del enemigo de enredarme en resentimiento, amargura y falta de perdón. Ayúdame a no retener los pecados de otros. Enséñame a evitar responder con un corazón lleno de juicio cuando estoy herida. Sana mis emociones y renueva un espíritu recto dentro de mí. En el nombre de Jesús, amén.
Escritura
Acerca de este Plan
En estas impactantes enseñanzas descubrirás un entendimiento más profundo de cómo crear una estrategia para burlar y derrotar al enemigo y frustrar su plan para destruir tu vida.
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