ProbadaMuestra

Creo que Dios es todopoderoso y todo lo que Jesús hace, dice y permite que suceda es para nuestro bien y para su gloria.

Jesús lleva a todos en la historia de Juan 11 a lo más profundo de la oscura tumba del dolor y el sufrimiento. Él no detiene la muerte de un amigo muy querido y no perdona a sus seres queridos días de dolor y sufrimiento agonizantes. Él podría haber evitado toda esta terrible experiencia, pero permite que se desarrolle.

¿Por qué? Juan compartió claramente el propósito en los versículos 4 y 14: Para nuestra fe y para su gloria.

En este pasaje, Jesús odia la muerte y odia ver sufrir a sus seres queridos. Pasé un poco de tiempo considerando exactamente por qué lloró Jesús. Sabía lo que sucedería momentos después. Uno pensaría que estaría emocionado de ejercer su poder sobre la muerte y de ver a su amigo.

Pero Él se detuvo y se entristeció con María.

Jesús es obviamente complejo y no hay manera de saber todo lo que estaba sintiendo en esos momentos. Pero una cosa que debió haber sentido fue compasión por todo lo que María, Marta y todos los demás seres humanos que lo rodeaban, a quienes Él amaba profundamente, aún no podían ver ni comprender. 

En 1 Corintios 2:9, Pablo declaró: “Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado
lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman” (NTV). Sin embargo, los ojos, los oídos, el corazón y la imaginación de Jesús han visto.

Él sabía todo lo que Dios había preparado, pero no iba a revelarlo ese día. Si bien Él podría suspender temporalmente el dolor y la pena de este día, el sufrimiento y el dolor siguen siendo parte de la ecuación humana. Estaba decidido a darles lo único que podría transportarlos a todo lo que les esperaba: Fe.

¿Es concebible que Dios permita que el sufrimiento temporal expanda nuestra fe?

Absolutamente. Nuestra fe, probada y comprobada, nos llevará a nuestro hogar eterno donde el dolor y el sufrimiento nunca más nos tocarán.

Pero ¿qué pasa si lo que Dios está permitiendo para nuestro bien, nuestra fe, nuestra esperanza, nuestra perseverancia, lo seguimos alejando y evitando?

Podemos adentrarnos en el sufrimiento dentro de nosotros y a nuestro alrededor o podemos intentar evitarlo. Pero si elegimos evitarlo, no sólo nos perderemos las partes difíciles sino que también nos perderemos las mejores.