Actuar correctamente con los demásMuestra

Resolución de conflictos

El mejor ejemplo que tenemos de resolución de conflictos es Dios mismo. Una y otra vez, nos alejamos de Él. Pecamos contra Él e hicimos cosas que sabíamos que no eran buenas para nosotros.

Entonces, Dios decidió tener alguna resolución de conflicto con nosotros. ¿Cómo lo hizo? Humildemente y directamente. 

Dios envió a su Hijo, Jesús, a la tierra para que naciera en un humilde y sucio establo de animales. Vino como uno de nosotros, una persona. Vivió la vida como lo haría cualquier ser humano. Pero a diferencia de nosotros, Jesús vivió una vida perfecta y sin pecado. Luego, Él murió en la cruz para pagar por nuestro pecado en la resolución final del conflicto. 

No tenía que hacerlo, pero eligió hacerlo. Él tomó lo que merecíamos y se lo puso a sí mismo. Él murió para confrontar el conflicto y perdonarnos nuestros pecados para que pudiéramos estar con Él.

Si nos llamamos seguidores de Jesús, se supone que debemos seguir su ejemplo. Y eso significa que las cosas pueden ponerse un poco desordenadas. Él nos pide que confrontemos el conflicto de frente en lugar de huir de él, yendo de inmediato, directamente y con humildad, tal como Él lo hizo.

Lo que hay que recordar es que tratar con los conflictos de manera saludable no siempre arreglará nuestras relaciones. A veces, es posible que las personas no acepten tus disculpas. Y a veces, el conflicto puede no desaparecer de la noche a la mañana. Pero aprender a manejar los conflictos de manera saludable sana tu corazón, incluso si no sana tu relación. ¿Por qué? Porque cuando tratamos con los conflictos de la manera correcta, nos volvemos más como Jesús. 

Entonces, abracemos el conflicto. Seamos como Jesús: humildes y perdonadores. Recuerda: Él nos salvó cuando no lo merecíamos. Entonces, extendamos esa misma gracia a los demás, incluso cuando pensemos que ellos tampoco la merecen. 

Ora esto: Dios, ayúdame a tratar con los conflictos de una manera que te honre a Ti. Dame sabiduría para ayudarme a enderezar mis relaciones. Ayúdame a perdonar a los demás de la forma en que Tú me has perdonado a mí. En el nombre de Jesús, amén.