PurosMuestra

SI DUELE, NO

📖 Versículo clave:

De la misma manera que el barro está en manos del alfarero, así estás en mis manos.
(Jeremías 18:6).

✨ Introducción:

La purificación no es solo un deseo bonito…es un proceso que duele. Queremos el propósito sin pasar por el fuego. Pero no hay vasos de honra sin formación, ni milagros sostenibles sin limpieza.

🔨 1. El propósito necesita proceso:

Dios usó a personas como:

• José, quien fue procesado para dejar el orgullo y convertirse en príncipe.
• Ester, que fue purificada antes de ver la gloria.
• David, que aun reinando, necesitó ser lavado del pecado.
• Jesús, que fue perfeccionado en obediencia para cumplir su propósito.

No necesitas ser perfecto… pero sí purificado.

🧱 2. Purificación en la forma:

El alfarero aplastó la vasija y comenzó de nuevo
(Jeremías 18).

• El barro impuro se rompe. Si hay impurezas ocultas, tarde o temprano te vas a quebrar.
• Las malas conversaciones, la cultura, los deseos, las heridas y el orgullo contaminan el diseño que Dios está formando en ti.

🔥 3. Purificación en el fuego:

• No basta con ser moldeado: hay que pasar por el horno del Espíritu Santo.
• El fuego revela si lo formado es firme… o frágil.

¿Te rompes fácilmente? Tal vez no has dejado que el fuego te consolide.

💧 4. Purificación que lava:

Lávame más y más de mi maldad (Salmo 51:2).

• Hay quienes ya están cumpliendo su función, pero sirven con vestiduras manchadas.
• David adulteró, mintió y mató. Aun siendo rey… ¡necesitaba ser lavado!
• El lavado no es superficial. Requiere fricción, roce, sinceridad.

Necesitamos lavar:

• Nuestro servicio.
• Nuestra empresa.
• Nuestra generosidad.
• Nuestra alabanza.
• Nuestro carácter.

Aplicación:

• ¿Estás evitando el horno?
• ¿Has abandonado tu proceso porque dolía?
• ¿Estás cumpliendo tu llamado… pero con ropas sucias?

La purificación es continua, y su fuego no te consume, te transforma.

Cierre:

Muchos le hemos dicho a Dios: ‘ya, no te pases… si duele, no’. Pero el proceso que más duele es el que más marca. Y el fuego que más arde es el que más te forma.

Oración:

Señor, no quiero quedarme en la mitad del proceso. Purifícame en forma, en fuego y con tu palabra. Lávame y límpiame, aunque duela. No quiero servirte con vestiduras manchadas ni con un corazón dividido. Fortaléceme, porque aunque el horno arda, sé que tú estás conmigo. Amén.