¡Resiste!Muestra

En Oseas 11:4 dice: “Lo atraje con cuerdas de ternura, lo atraje con lazos de amor. Le quité de la cerviz el yugo y con cariño me acerqué para alimentarlo".

Pensando en estas cuerdas de ternura, recordé un año en particular, cuando mi cuñada y yo comenzamos el proceso de diseñar y confeccionar su futuro vestido de boda. Fue un trabajo minucioso de tejer y bordar a mano, entrelazando finos encajes. Debo confesar que, en ocasiones, no podíamos ver forma al vestido. Pasé horas trabajando en el encaje del borde, y al final quedó tan mal que tuve que empezar de nuevo.

Durante ese proyecto, hubo días en los que me sentía abrumada, sin ver avances, y llegué a pensar que no lo lograría. En medio de ese agotamiento, recordé la historia de Esaú, quien, después de una larga jornada de caza y con un hambre abrumadora, menospreció algo tan valioso como sus derechos de primogénito. Cuando Jacob le ofreció comida a cambio, Esaú dijo: “¿De qué me sirven los derechos de primogénito si me estoy muriendo de hambre?” (Génesis 25:32).

A veces, el agotamiento, la desesperanza o las dificultades pueden llevarnos a perder el enfoque en Dios y en lo que realmente importa para Él (Génesis 25:29-33).

Ese año, experimenté momentos similares. La tristeza por el fallecimiento de mi amiga Paty me hacía sentir desalentada. Sin embargo, recordé lo que me decía en sus últimos días: "Naty, recuerda que todo esto se trata de ver al Señor". Hoy sé que ella está mejor, que tiene la mejor parte, y eso me da paz.

Mientras trabajaba en el vestido de mi cuñada, tuve un pensamiento esperanzador: la vida y sus situaciones a menudo parecen un nudo, pero en Cristo, todo se desenreda. La eternidad es el resto del hilo. Aunque me dolía la partida de Paty, el Señor me consoló con Su gracia, Su amor y esos hilos de ternura. Me recordó que ella estaba viviendo lo que siempre soñó, y finalmente, sentí paz porque sé que la volveré a ver.

En todo este proceso, tanto con mi amiga Paty como con mi cuñada, entendí la importancia de los hilos. Aunque no se ven, son los que sostienen y unen todo. Así como los hilos sostenían el vestido, también sostuvieron la amistad y el amor que compartí con Paty, un amor que trasciende la eternidad.

La pregunta es: ¿has podido reconocer los hilos de Dios en tu vida? Esos hilos que te sostienen, te restauran y te unen de nuevo.

La Biblia nos anima en Colosenses 3:2: “Pongan la mira en las cosas de arriba”. Al final, la única forma de resistir y mantener la esperanza es enfocándonos en lo eterno.

Creo que no habría podido resistir ese año si no hubiera puesto mi mirada en lo eterno. Por eso, mi invitación con esta enseñanza es que pongas tu mirada en Jesucristo. Resiste, como lo hicieron los personajes de la Biblia que hemos recordado. Necesitamos conocerlo más, de una forma íntima y personal, para que Él siga revelándose a nosotros en este proceso llamado vida.

Finalmente, llegó el tan esperado día del matrimonio de mi hermano con su bella prometida. Fue hermoso ver el resultado del vestido que, con tanto esfuerzo y amor, confeccioné para mi cuñada, lleno de lazos de amor.

Por Natalia Montenegro y el equipo de TopCristianos.
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