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Jesús pronunció el objetivo de su ministerio luego de derrotar al diablo en el desierto. Sentó las bases de que no tendría amistad ni cercanía con el diablo de ningún tipo. Dijo que venía a liberar, pero porque Él no estaba bajo opresión. ¿Y nosotros? Solo si somos libres podremos llevar libertad a otros. Hoy no hay autoridad de Dios en las iglesias porque no hay autoridad de Dios en las vidas. De ahí que es necesario rendir las áreas que están bajo el diablo y entregarlas definitivamente a Dios.

Santidad y gloria de un lado, pecado y derrota del otro lado. En medio, las artimañas del diablo. Tenemos que voluntariamente pecar, porque no puede obligarnos. Tenemos que cederle el terreno por decisión propia.

Hay personas que tienen un futuro esplendoroso diseñado por Dios. El diablo no conoce esos planes específicos porque no tiene acceso a lo secreto de Dios. La Biblia dice que Dios revela sus planes secretos a sus profetas, pero no al enemigo. Amós 3:7: “Así mismo el Señor Dios nunca hace algo sin antes anunciarlo a sus siervos los profetas”, PDT. ¿Y por qué Dios obra así? Porque Él nos ha dado autoridad. Lucas 10:19-20: “Miren, les he dado autoridad sobre todos los poderes del enemigo; pueden caminar entre serpientes y escorpiones y aplastarlos. Nada les hará daño. Pero no se alegren de que los espíritus malignos los obedezcan; alégrense porque sus nombres están escritos en el cielo”, NTV.