Liberándote de la PornografíaMuestra

¡No te queda casi nada de este plan!

Es increíble que hayas llegado hasta aquí, ¡lo haces genial!

Ahora vamos con la segunda forma de gestionar las emociones que mencionamos el día anterior: expresarlas. Si no quieres que las emociones te dominen es fundamental que las saques de ti. Hay personas que son muy artistas y les gusta expresar cómo se sienten a través de la escritura, la pintura, la música, el baile… si eres así, fantástico. Esto son formas increíbles de hacerlo. Pero hay una forma más asequible a todos: hablar con un buen amigo.

Aquí te voy a ser sincera, a mi esto me cuesta horrores. Es más, exceptuando a mi esposo, yo no cuento a los demás mis sufrimientos actuales o si lo hago es muy superficialmente. Me cuesta mucho dejar a nadie entrar dentro de mí. Incluso con los acompañantes espirituales que he tenido hasta ahora, independientemente de la confianza o buena relación que tuviera con ellos, nunca me han visto emocionarme porque no me lo permito delante de ellos. Sin embargo, hay alguien que es mi lugar seguro: Jesús. Porque, aunque ahora lo es también mi marido, desde mi adolescencia Jesús ha estado ahí y ha sido mi paño de lágrimas. Hay personas que somos más introvertidas que otras, y eso está bien. Hablar con un buen amigo o una persona de confianza es algo terapéutico así que te animo profundamente a hacerlo. Pero, incluso si no te ves capaz o sientes que no tienes a nadie, Jesús es la persona que siempre está dispuesto a sentarse con nosotros a escuchar. Cuando algo me agobia o entristece profundamente, estoy deseando estar a solas para hacer un rato de oración y llorar o desahogarme con Jesús. Hoy te invito a que adquieras el hábito de contarle a Jesús cómo estás. Que cada día dediques un tiempo a desahogarte con él.

Empezaremos hoy.

Primero, identifica los sentimientos que tienes dentro de ti en el momento presente. Cierra los ojos e intenta identificar qué sientes. Seguramente hay varias cosas, así que intenta poner nombre a cada sentimiento o emoción y, si puedes, imagínatela de una forma en concreto (como un objeto material, esto ayuda a concretarla o anclarla). Si no tienes suficiente lenguaje sobre las emociones, busca en internet nombres de sentimientos para que te ayude. Cuando los hayas identificado, habla con Jesús sobre estos y escoge el que quieras para explayarte un poco más. Si quieres, yo te propongo las siguientes preguntas:

• ¿Por qué me siento así? ¿Qué sucede?
• ¿El sentimiento es proporcionado? ¿Hay alguna experiencia previa en mi pasado que me haga experimentar esto de forma desproporcionada?
• ¿Qué mensaje tiene este sentimiento para mí o mi vida?
• ¿Qué me invita a hacer? ¿Para qué lo estoy sintiendo?
• ¿Qué tiene que decir Dios o su Palabra al respecto de esto?

Al terminar, puedes buscar un texto bíblico que te de luz al respecto, yo aquí te propongo unos cuantos.

Esto que haces hoy puedes hacerlo cada día. Cuando algo te abrume, no vayas corriendo a evadirte sino a tu amigo que te espera. Lo más fácil será abrir el móvil o un videojuego, pero antes de hacerlo detente, dite que eso lo harás más tarde y primero háblalo con Jesús.

Que Dios te bendiga, un fuerte abrazo en el Señor.