Cristo, El Arca De Nuestra SalvaciónMuestra

Dijo, pues, Dios a Noé: ”… Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera” (Gen. 6:14).

En lo que respecta a Dios, la Tierra en los días de Noé se había convertido en un muladar. Dios echó un vistazo y vio lo malo que era, todos corruptos, la vida misma corrompida hasta la médula. El Señor dijo para sí: “Cómo me duele haberles creado; voy a tener que juzgar la tierra”.

Los pecados que causaron el diluvio en los días de Noé, son los mismos pecados que hoy día acercan más el juicio en fuego de Dios (2 Pd.2:7, Heb. 10:27).

Pero la fe marcó la diferencia para Noé, al considerarlo la biblia como justo, significa que Noé creía en Dios y se tomaba en serio lo que Él decía. Noé creyó en Dios y su fe fue contada como justicia, no sus obras. Noé necesitaba que se le salvara, y Dios le dijo que se hiciera un arca.

La seguridad del arca en la tipología de Cristo simbolizada en la madera de gofer o ciprés, significaba que el arca como medio de salvación era incorruptible, que no se pudre o descompone. Al pedirle Dios a Noé que la calafateara por dentro y por fuera con brea, figuraba que debía cubrirla por todas partes con una resina que en el antiguo testamento se traduce como Kapher o realizar expiación, en otras palabras Dios le dijo a Noé que "calafateara el arca con expiación".

La resina, la brea, la expiación, sellaba el arca y mantenía el juicio de Dios afuera representado a través de las aguas del diluvio. Así como ni una gota de agua del juicio de Dios entró al arca, para el creyente de hoy su fe en Jesucristo le es contada como justicia y ni una flama del juicio venidero le alcanzará porque Dios en Cristo expió todos sus pecados, pasados, presentes y futuros. Existe un arca de seguridad para nosotros hoy y su nombre es Jesucristo.

Noé impermeabilizó el arca con brea para que el agua no entrara en ella. El creyente en Jesucristo es sellado por el Espíritu Santo para garantizar por Dios mismo el día final de nuestra salvación (2 Cor.1:22).

Finalmente comenzaron las lluvias, llegaron los animales y Noé y su familia entraron juntos al arca. Luego se cerró la puerta, las aguas de la inundación se elevaron y el arca llevó a Noé y a su familia a un lugar seguro. ¿Cómo lo hizo? "¡Por fe!".

Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo, quien subió al cielo y tomó su lugar a la derecha de Dios, y a quien están sometidos los ángeles, las autoridades y los poderes (1 Pd.3:21 b, 1Cor.1:30).

Recuerda, una vez salvo, siempre salvo, por causa de Jesús ya fuiste perdonado ¡ya está hecho! No hay ninguna otra cosa que hacer para salvarte más de lo que Jesucristo ya te salvó, aunque nuestra conducta sigue en construcción, no puedes confundir santificación con salvación.