Cuida tus palabras

Sandra es una muchacha muy tímida y retraída. Ella tuvo una niñez muy dura. Su padre era muy duro con ella y cada vez que se equivocaba le decía cosas negativas como: «No sirves para nada», «Eres una tonta», «Siempre sales con lo mismo» y «Nunca lograrás nada».

Estas palabras quedaron grabadas en la mente de Sandra. Como su padre se lo repetía tantas veces, ella se lo creyó; y cada vez que estaba por alcanzar alguna meta le daba miedo y renunciaba.

Muchos hemos experimentado las palabras negativas que en un tiempo mencionaron nuestros padres sobre nuestras vidas. Las mismas hicieron que no obtuviéramos la victoria en varias ocasiones.

Hoy en día muchos padres tratan incorrectamente a sus hijos. Les dicen palabras negativas y ofensivas, y sus hijos sienten que no valen nada.

Dios nos dio el hermoso papel de ser padres, pero no para destruir a nuestros hijos si no para guiarlos por el buen camino y para ayudarlos a lograr sus metas.

Jeffrey de León dice:

Nuestra responsabilidad como padres es sembrar palabras que ayuden a nuestros hijos a crecer como seres humanos con una buena autoestima.

Esto no significa que no debes corregir a tus hijos. Hay formas correctas de hacerlo; no obstante, de ningún modo debemos destruirlos con nuestras palabras.

Siembra hoy y cosecha mañana

Un hijo cree todo lo que sus padres le dicen. Si le dices a tu hijo que es inteligente, lo va a creer y se apropiará de esas palabras. Pero si le dices que es un tonto también se lo creerá.

Las palabras tienen un poder muy grande.

Si has sido víctima de tus padres o de otras personas y si todavía te sigue afectando lo que te dijeron, dedica los próximos minutos a perdonar a quienes te dañaron y corta con esa maldición, a fin de que esto no se refleje en la vida de tus hijos.

No permitas que tus palabras negativas se graben en la mente de tus hijos. Que de tu boca salgan palabras positivas. Diles a tus hijos que son inteligentes, creativos, que si ellos se lo proponen pueden llegar a alcanzar sus metas.

«Nunca es tarde para pensar en cosas positivas que podemos decirles a nuestros hijos» (Abel López).