Día 4. Una morada desmontable: El tabernáculo

Dios escogería a unos humanos peculiares.

Y esto no porque tenían algo de qué presumir, sino porque Dios simplemente los eligió. Se llamarían Israel. Dios moraría en medio de ellos en una tienda portátil y desmontable llamado el TABERNÁCULO. Dios les estaba dando una pequeña pista: Dios quiere morar en medio de su gente. En este edificio plegable, Dios iba y venía y visitaba a su gente sólo bajo condiciones muy específicas. No era igual que Edén, ¿a que no?

Israel no era muy especial

La verdad es que eran bastante normalillos, y un poco tercos. Muchas veces no le hacían caso a Dios. Varias veces le quisieron abandonar. No eran capaces de apreciar su especial amistad con Él porque sus corazones habían cambiado. Estaban tristes, duros y oscuros.

Sus corazones tristes se manifestaban de distintas formas.

A menudo tocaban un instrumento muy curioso. Se llamaba la quejica. Sonaba algo así: ¡¡¡¡¡Waaaa noquiero nomegusta waaaaquiero algomáswaaa!!!!! ¿La has tocado alguna vez? Nosotros sí, y no suena nada bien. Por tocar la dichosa quejica, Dios les dejó vagar por muchos años por un desierto bastante aburrido y muy peligroso. Cada vez que se detenían, tenían que montar esta morada especial.

Está claro que el mundo no era cómo en aquél Edén.

La amistad con Dios aún no era igual que antes. ¡Como quisieran entrar en el tabernáculo para estar con Dios! No podían más que una vez al año. Y si sólo pudiesen dejar de armar y desarmar, desarmar y armar el tabernáculo. ¡Ayyy, qué agobio! Si sólo pudiese ser mejor.

Preguntas para hoy:

• Si Israel no era muy especial, ¿por qué los habrá escogido Dios?
• ¿Cómo te imaginas la nube de Dios encima del tabernáculo?
• ¿Qué historias del Antiguo Testamento nos describen sus corazones tristes, oscuros y duros?
• ¿Cómo demostró Israel esta lleno de pecado?
• ¿Cómo se ve cuando tocamos la quejica hoy?