Controla Lo Que Te ControlaMuestra

PERO... ¿Y SI ME CUESTA CALLAR?

Este es uno de los problemas principales de una persona impulsiva, no poder parar ni menguar ese sentimiento tan intenso.

Pero para eso, Jesús también nos da una respuesta:

«Iniciar un conflicto es abrir una compuerta; antes de enzarzarte en pleitos, retírate» (Proverbios 17:14

Si no puedes callar, vete.

Iniciar un pleito se compara en el versículo con abrir las compuestas de una represa de agua, un río desbordado:

Tú eres la represa y el agua tus emociones.

La represa es la que tiene la capacidad de mantener el agua en calma y en su sitio, pero cuando esa represa se desborda por no soportar la presión revienta y sale todo el agua violentamente causando grandes destrozos y daños. Esto es también una analogía de lo que nos sucede a nosotros.

Cuando la represa es débil, acaba saliendo todo ese agua con una fuerza desmesurada y sin control alguno, arrollando todo lo que tiene por delante. Pero la represa fuerte, es capaz de retener todas esas toneladas de litros de agua.

Antes de romper esa barrera y ocasionar esos grandes desastres, —quizás irreparables—, retírate.

No soltar tiene el mismo efecto.

Ahora, algo interesante de las represas es que además de acumular todo ese volumen masivo de agua, también lo deja salir. Y esto es esencial y necesario para su correcto funcionamiento y para evitar desbordamientos:

A nosotros nos sucede lo mismo.

Guardar todas nuestras emociones y sentimientos dentro de nosotros sin dejarlas salir nunca pueden tener el mismo efecto. Es bueno y necesario expresarlos pero no cómo cuando se rompe la represa, sino como cuando seguimos en control de ella y somos capaces de controlar la manera y la cantidad que sale de ella.

El problema no es mostrar desacuerdo o decir lo que pensamos, sino como lo hacemos. La forma en que lo hagamos es lo que determina que sea fructuoso o no.

Mientras Dios trabaja en tu espíritu y carácter para enseñarte a saber reaccionar con mansedumbre e inteligencia, debes poner medidas para no seguir en la misma situación:

Si aún no somos capaces de controlar el agua que sale de nosotros, debemos retirarnos y hablar más tarde, cuando el flujo del agua dentro de nosotros vuelva a calmarse.

«Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio; se le considera prudente si cierra la boca.» – Proverbios 17:28

La persona madura no discute, la persona madura busca el diálogo. Porque la primera trae destrucción, pero la segunda trae soluciones, comprensión y escucha mutua.