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 <div class="chapter ch8" data-usfm="REV.8">
 <div class="label">8</div><div class="s1">El s&#233;ptimo sello</div><div class="p"> 1Cuando, finalmente, el Cordero rompi&#243; el s&#233;ptimo sello, se hizo en el cielo un silencio como de media hora.#Ha 2,20; So 1,7; Za 2,17.</div><div class="ms1">III. Las siete trompetas (8,2&#8211;14,20)</div><div class="s1">El &#225;ngel con el incensario de oro</div><div class="p"> 2Vi entonces c&#243;mo se entregaban siete trompetas a los siete &#225;ngeles que estaban en pie delante de Dios,#Mt 24,31; 1 Ts 4,16. 3mientras otro &#225;ngel se colocaba junto al altar con un incensario de oro. Recibi&#243; perfumes en abundancia para ofrecerlos, junto con las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que se levanta delante del trono de Dios.#5,8; 9,13; Ex 30,1-3; Sal 141,2. 4Y el aroma de los perfumes, junto con las oraciones de los santos, subi&#243; de la mano del &#225;ngel hasta la presencia de Dios. 5Entonces, el &#225;ngel tom&#243; el incensario, lo llen&#243; con las brasas del altar y lo arroj&#243; sobre la tierra. Y retumbaron los truenos, los rel&#225;mpagos cruzaron el cielo y se produjo un terremoto.</div><div class="s1">Las cuatro primeras trompetas</div><div class="p"> 6Los siete &#225;ngeles se prepararon para tocar las siete trompetas.</div><div class="p"> 7Toc&#243; la trompeta el primero, y cay&#243; sobre la tierra granizo y fuego mezclados con sangre. La tercera parte de la tierra qued&#243; abrasada; la tercera parte de los &#225;rboles qued&#243; abrasada; toda la hierba verde qued&#243; abrasada.#16,3-4; Ex 7,17-21; 9,23-25; Jr 51,25; Ez 38,22.</div><div class="p"> 8El segundo &#225;ngel toc&#243; la trompeta, y una especie de enorme monta&#241;a en llamas se precipit&#243; en el mar. La tercera parte de las aguas del mar se convirti&#243; en sangre; 9la tercera parte de los seres vivientes del mar perdi&#243; la vida; la tercera parte de las naves qued&#243; aniquilada.</div><div class="p"> 10El tercer &#225;ngel toc&#243; la trompeta, y cay&#243; del cielo un astro de grandes proporciones que, ardiendo como una antorcha, se abati&#243; sobre la tercera parte de los r&#237;os y de los manantiales. 11&#171;Ajenjo&#187; se llamaba el astro, y en ajenjo se torn&#243; la tercera parte de las aguas, y fue mucha la gente que muri&#243; a causa del amargor de las aguas.#Jr 9,14; Am 5,7; 6,12.</div><div class="p"> 12El cuarto &#225;ngel toc&#243; la trompeta, y la tercera parte del sol, de la luna y de las estrellas qued&#243; como herida de muerte, la tercera parte de ellos se oscureci&#243; y las tinieblas invadieron la tercera parte del d&#237;a y de la noche.#6,12; Ex 10,21-23.</div><div class="p"> 13Mir&#233; entonces, y pude o&#237;r c&#243;mo un &#225;guila que volaba por lo m&#225;s alto del cielo gritaba con voz poderosa:</div><div class="p">&#8212;&#161;Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra! &#191;Qu&#233; va a ser de ellos cuando suenen las trompetas de los tres &#225;ngeles restantes, que ya se disponen a tocarlas?</div>
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 <div class="chapter ch9" data-usfm="REV.9">
 <div class="label">9</div><div class="s1">La quinta trompeta</div><div class="p"> 1El quinto &#225;ngel toc&#243; la trompeta, y vi c&#243;mo le fue entregada la llave del abismo a una estrella que hab&#237;a ca&#237;do del cielo a la tierra. 2Abri&#243; lo profundo del abismo, y de sus profundidades, como de un horno gigantesco, sali&#243; una densa humareda. El sol y el aire se oscurecieron a causa del humo del abismo,#Gn 19,28; Ex 19,18. 3y de la humareda salt&#243; sobre la tierra una plaga de langostas, con poder semejante al que tienen los escorpiones de la tierra. 4Se les orden&#243; que no hicieran da&#241;o a la hierba, ni a la vegetaci&#243;n, ni a los &#225;rboles. Solo a quienes no llevasen en su frente la marca de Dios.#7,3; Ez 9,6. 5Tampoco se les permiti&#243; que los mataran, sino &#250;nicamente que los sometieran a tortura durante cinco meses. Pero el tormento ser&#225; atroz, como mordedura de escorpi&#243;n. 6Ser&#225;n d&#237;as en que todos buscar&#225;n la muerte, y no la encontrar&#225;n; suspirar&#225;n por morir, y la muerte huir&#225; de ellos.#6,16; Jb 3,21.</div><div class="p"> 7Las langostas eran como caballos listos para el combate. Coronas como de oro ce&#241;&#237;an sus cabezas, y ten&#237;an el rostro como de hombre, 8cabellos como de mujer y dientes como de le&#243;n. 9Sus corazas parec&#237;an de hierro, y con sus alas produc&#237;an un estr&#233;pito semejante al de carros de muchos caballos cuando corren a la batalla. 10Sus colas eran como colas de escorpi&#243;n, armadas de poderosos aguijones para herir a los humanos durante cinco meses. 11Su rey es el &#225;ngel del abismo, llamado en hebreo Abad&#243;n, y en griego Apoli&#243;n.</div><div class="s1">La sexta trompeta</div><div class="p"> 12Pas&#243; la primera calamidad; pero he aqu&#237; que otras dos le vienen a la zaga. 13El sexto &#225;ngel toc&#243; la trompeta, y o&#237; una voz que, procedente de los &#225;ngulos del altar de oro que est&#225; delante de Dios,#8,3; Ex 30,1-3. 14dec&#237;a al &#225;ngel que ten&#237;a en su mano la trompeta:</div><div class="p">&#8212;Desata a los cuatro &#225;ngeles que est&#225;n encadenados en la ribera del gran r&#237;o &#201;ufrates.</div><div class="p"> 15Y desat&#243; a los cuatro &#225;ngeles que estaban preparados para aniquilar en esa hora, d&#237;a, mes y a&#241;o a la tercera parte de la humanidad. 16Y pude o&#237;r el n&#250;mero de soldados de este ej&#233;rcito de caballer&#237;a: eran doscientos millones de jinetes. 17Vi igualmente los caballos y sus jinetes, que vest&#237;an corazas de fuego, de jacinto y de azufre. Las cabezas de los caballos eran como de le&#243;n, y sus bocas desped&#237;an fuego, humo y azufre; 18tres calamidades &#8212;fuego, humo y azufre&#8212; que sal&#237;an de la boca de los caballos y que aniquilaron a la tercera parte de la humanidad. 19El poder destructor de los caballos resid&#237;a en su cabeza y en su cola, que estaba armada de mort&#237;feras cabezas de serpiente.</div><div class="p"> 20A pesar de todo, quienes no fueron aniquilados por estas calamidades, se negaron a cambiar de conducta. Siguieron adorando a los demonios, a los &#237;dolos de oro, plata, bronce, madera y piedra, dioses que no pueden ver, ni o&#237;r, ni caminar.#Dt 32,17; Sal 115,4-7; 135,15-17; Dn 5,4.23; 1 Co 10,19-20. 21Siguieron aferrados a sus cr&#237;menes, a sus hechicer&#237;as, a su lujuria y a sus rapi&#241;as.#16,9.11.21.</div>
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 <div class="chapter ch10" data-usfm="REV.10">
 <div class="label">10</div><div class="s1">El &#225;ngel con el libro abierto</div><div class="p"> 1Vi luego otro &#225;ngel lleno de poder. Bajaba del cielo envuelto en una nube y el arco iris coronaba su cabeza. Su rostro resplandec&#237;a como el sol y sus piernas eran semejantes a columnas de fuego. 2Ten&#237;a abierto en su mano un peque&#241;o libro. Puso su pie derecho sobre el mar y su pie izquierdo sobre la tierra firme,#Ez 2,8&#8210;3,3. 3y dej&#243; o&#237;r su voz, poderosa como rugido de le&#243;n. A su grito respondi&#243; el retumbar de siete truenos #Os 10,10; Am 1,2; 3,8. 4y, una vez que resonaron los siete truenos, yo me dispuse a escribir. Pero una voz me dijo desde el cielo:</div><div class="p">&#8212;No escribas. Mant&#233;n en secreto las palabras de los siete truenos.#22,10; Dn 8,26; 12,4.9.</div><div class="p"> 5Entonces el &#225;ngel que yo hab&#237;a visto de pie sobre el mar y la tierra firme, levant&#243; al cielo la mano derecha 6y pronunci&#243; este juramento:</div><div class="p">&#8212;Por el que vive por siempre y para siempre; por el que cre&#243; el cielo, la tierra, el mar y cuanto en ellos se contiene, juro que el plazo se ha cumplido#14,7; Gn 1,1; 14,19.22; Ne 9,6; Dn 12,7; Sal 146,6; Hch 4,24. 7y que en aquel d&#237;a, cuando el s&#233;ptimo &#225;ngel se disponga a tocar su trompeta, Dios cumplir&#225; su plan secreto anunciado como buena noticia a sus servidores los profetas.#Am 3,7; Za 1,6; Rm 16,25; Ef 1,9; 3,3-5.9; Col 1,26-27.</div><div class="p"> 8Y la misma voz que hab&#237;a escuchado desde el cielo, de nuevo me hablaba y me dec&#237;a:</div><div class="p">&#8212;Vete y toma el libro que tiene abierto en su mano el &#225;ngel que est&#225; en pie sobre el mar y la tierra firme.</div><div class="p"> 9Me acerqu&#233; al &#225;ngel y le ped&#237; que me diera el libro. &#201;l me contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;T&#243;malo y c&#243;metelo. Aunque te amargue las entra&#241;as, ser&#225; en tu boca dulce como la miel.</div><div class="p"> 10Tom&#233;, pues, el libro de la mano del &#225;ngel y me lo com&#237;. Y result&#243; verdaderamente dulce como la miel en mi boca, pero amargo en mis entra&#241;as una vez que me lo com&#237;.#Ez 3,3. 11Y me dijo alguien:</div><div class="p">&#8212;Debes a&#250;n proclamar un mensaje prof&#233;tico sobre multitud de pueblos, razas, lenguas y reinos.</div>
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La Palabra (versión española)

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 <div class="chapter ch9" data-usfm="REV.9.20">
 <div class="p">20A pesar de todo, quienes no fueron aniquilados por estas calamidades, se negaron a cambiar de conducta. Siguieron adorando a los demonios, a los &#237;dolos de oro, plata, bronce, madera y piedra, dioses que no pueden ver, ni o&#237;r, ni caminar.#Dt 32,17; Sal 115,4-7; 135,15-17; Dn 5,4.23; 1 Co 10,19-20. </div>
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