¡Jonás, Más Allá De Un Cuento Para Niños!Muestra

En Jonás 3:1y2 las Escrituras aseguran lo siguiente: La palabra del Señor vino por segunda vez a Jonás diciéndole: «Anda, ve a la gran ciudad de Nínive y proclámale el mensaje que te voy a dar»".

Sin duda alguna este es un texto lleno de gracia y bondad de Dios. Él no sólo perdonó a Su profeta descarriado, sino que se le reveló por segunda vez. En este momento, sólo podemos darle gracias al Señor por ser distinto a nosotros. Él perdona y olvida. Así nos lo recuerda el Salmo 103:12 y 14: "Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen. Porque Él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo".

Queridos, después de la restauración, Dios le habló por segunda vez al profeta, encargándolo de nuevo para el servicio, encaminándolo una vez más a la gran tarea que debía emprender.

En ningún momento vemos que Dios considerara a Jonás inútil para Su obra porque había fallado. ¡No! Lo cierto es que el pecado no destruyó permanentemente la productividad de Jonás para con Dios, pero sí la redujo y la atrasó. Lo interesante es descubrir que, frente a un genuino arrepentimiento, Dios puso nuevamente en circulación a Jonás, reasignándole la misión inicial. Y hará exactamente lo mismo con cualquiera de Sus hijos o Sus siervos hoy día, que se arrepientan y vuelvan a los caminos del Señor.

Una vez que hayas sido restaurado a la comunión con Cristo, el siguiente paso es volver a trabajar para Cristo. El llamado sigue ahí. Las necesidades siguen siendo grandes. La Palabra del Señor sigue siendo vinculante en tu vida. Deja que el primer fracaso, como con Jonás, te haga un mejor siervo del Señor. Él te ha dado Su revelación completa y espera que pases tiempo aprendiendo y enseñando a otros lo que Él nos ha dicho a través de Su Palabra.

¡Así que, ánimo, ponte en marcha, porque fiel es el que comenzó la buena obra en ti y la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús!

¡Medita en esto!