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 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch6" data-usfm="ACT.6">
 <div class="label">6</div><div class="s1">Elecci&#243;n de los siete</div><div class="p"> 1Por entonces, al crecer extraordinariamente el n&#250;mero de los disc&#237;pulos, surgi&#243; un conflicto entre los creyentes de procedencia griega y los de origen hebreo. Aquellos se quejaban de que estos &#250;ltimos no atend&#237;an debidamente a las viudas de su grupo cuando distribu&#237;an el sustento diario.#2,41.47; 5,14; 9,31; 11,21.24. 2Los Doce reunieron entonces al conjunto de los disc&#237;pulos y les dijeron:</div><div class="p">&#8212;No conviene que nosotros dejemos de proclamar el mensaje de Dios para ocuparnos en servir a las mesas.#Mt 10,2; 15,12.30. 3Por tanto, hermanos, escoged entre vosotros a siete hombres de buena reputaci&#243;n, que est&#233;n llenos de Esp&#237;ritu y de sabidur&#237;a, y les encomendaremos esta misi&#243;n. 4As&#237; podremos nosotros dedicarnos a la oraci&#243;n y a la proclamaci&#243;n del mensaje.</div><div class="p"> 5Toda la comunidad acept&#243; de buen grado esta propuesta, y escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Esp&#237;ritu Santo, y a Felipe, Pr&#243;coro, Nicanor, Tim&#243;n, P&#225;rmenas y Nicol&#225;s, un pros&#233;lito de Antioqu&#237;a. 6Los presentaron a los ap&#243;stoles, quienes, haciendo oraci&#243;n por ellos, les impusieron las manos.#1,24; 8,17; 9,12.17; 13,3; 14,23; 28,8; 1 Tm 4,14 (ver Mt 9,18; Mc 5,23).</div><div class="p"> 7El mensaje de Dios se extend&#237;a y el n&#250;mero de disc&#237;pulos aumentaba considerablemente en Jerusal&#233;n. Incluso fueron muchos los sacerdotes que abrazaron la fe.#6,1; 12,24; 19,20.</div><div class="s1">Detenci&#243;n de Esteban</div><div class="p"> 8El favor y el poder de Dios estaban plenamente con Esteban, que realizaba milagros y prodigios entre el pueblo.#2,43; 4,30; 5,12; 14,3; 15,12. 9Pero unos miembros de la sinagoga llamada &#171;de los libertos&#187;, a la que pertenec&#237;an tambi&#233;n oriundos de Cirene y Alejandr&#237;a, as&#237; como de Cilicia y de la provincia de Asia, empezaron a discutir con &#233;l. 10Al no poder hacer frente a la sabidur&#237;a y al esp&#237;ritu con que se expresaba,#6,3; Lc 21,15. 11sobornaron a unos individuos para que manifestaran que le hab&#237;an o&#237;do pronunciar blasfemias contra Mois&#233;s y contra Dios.#Mt 28,12-13. 12De este modo consiguieron soliviantar al pueblo, a los ancianos y a los maestros de la ley, los cuales, saliendo al encuentro de Esteban, lo apresaron y lo condujeron ante el Consejo Supremo. 13Al mismo tiempo presentaron testigos falsos que declararon:</div><div class="p">&#8212;Este hombre est&#225; siempre hablando contra este santo lugar y contra la ley.#21,21.28; 25,8; Jr 7,2-7.12-15; Jn 11,48. 14Le hemos o&#237;do decir que el tal Jes&#250;s de Nazaret va a destruirlo y a cambiar las tradiciones que nos leg&#243; Mois&#233;s.</div><div class="p"> 15Todos los presentes en el Consejo fijaron entonces sus ojos en Esteban y vieron que su rostro parec&#237;a el de un &#225;ngel.</div>
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 <div class="chapter ch8" data-usfm="ACT.8">
 <div class="label">8</div><div class="p"> 1Saulo estaba all&#237;, dando su aprobaci&#243;n a la muerte de Esteban.#7,58; 11,19; 22,20.</div><div class="s1">Persecuci&#243;n de la Iglesia</div><div class="p">Aquel mismo d&#237;a se desat&#243; una violenta persecuci&#243;n contra la iglesia de Jerusal&#233;n. Todos los fieles, a excepci&#243;n de los ap&#243;stoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samar&#237;a. 2Unos hombres piadosos enterraron el cuerpo de Esteban y lloraron sentidamente su muerte. 3Mientras tanto, Saulo asolaba la Iglesia: irrump&#237;a en las casas, apresaba a hombres y mujeres y los met&#237;a en la c&#225;rcel.#9,1-2.13; 22,4; 26,9-11; 1 Co 15,9; Ga 1,13.23; Flp 3,6; 1 Tm 1,13-14.</div><div class="ms1">II. Testigos en Judea y Samar&#237;a (8,4&#8211;12,25)</div><div class="ms2">Evangelizaci&#243;n de Samar&#237;a (8,4-40)</div><div class="s1">Felipe en Samar&#237;a</div><div class="p"> 4Los disc&#237;pulos que tuvieron que dispersarse iban de pueblo en pueblo anunciando el mensaje. 5Felipe, en concreto, lleg&#243; a la ciudad de Samar&#237;a y les predicaba al Mes&#237;as.#6,5; 8,26-40 (ver 21,8). 6La gente en masa escuchaba con atenci&#243;n a Felipe, pues hab&#237;an o&#237;do hablar de los milagros que realizaba y ahora los estaban viendo. 7Hubo muchos casos de esp&#237;ritus malignos que abandonaron a sus v&#237;ctimas lanzando alaridos; y numerosos paral&#237;ticos y cojos fueron tambi&#233;n curados#Mt 10,1; Mc 6,7; 16,17., 8de manera que la ciudad se llen&#243; de alegr&#237;a.#2,46; 5,41; 8,39; 13,48; 15,3.31; 16,34 (ver Lc 1,14).</div><div class="s1">Sim&#243;n, el mago</div><div class="p"> 9Desde hac&#237;a tiempo, se encontraba en la ciudad un hombre llamado Sim&#243;n, que practicaba la magia y ten&#237;a asombrada a toda la poblaci&#243;n de Samar&#237;a. Se las daba de persona importante#13,6-12. 10y gozaba de una gran audiencia tanto entre los peque&#241;os como entre los mayores. &#171;Ese hombre &#8212;dec&#237;an&#8212; es la personificaci&#243;n del poder divino: eso que se llama el Gran Poder&#187;. 11Y lo escuchaban encandilados, porque durante mucho tiempo los hab&#237;a tenido asombrados con su magia. 12Pero cuando Felipe les anunci&#243; el mensaje acerca del reino de Dios y de la persona de Jesucristo, hombres y mujeres abrazaron la fe y se bautizaron.#1,5; 2,41. 13Incluso el propio Sim&#243;n crey&#243; y, una vez bautizado, ni por un momento se apartaba de Felipe; contemplaba los milagros y los portentosos prodigios que realizaba y no sal&#237;a de su asombro.</div><div class="s1">Pedro y Juan en Samar&#237;a</div><div class="p"> 14Cuando los ap&#243;stoles que estaban en Jerusal&#233;n se enteraron de que Samar&#237;a hab&#237;a acogido favorablemente el mensaje de Dios, enviaron all&#225; a Pedro y a Juan. 15Llegaron estos y oraron por los samaritanos para que recibieran el Esp&#237;ritu Santo, 16pues a&#250;n no hab&#237;a descendido sobre ninguno de ellos; &#250;nicamente hab&#237;an sido bautizados en el nombre de Jes&#250;s, el Se&#241;or.#2,38. 17Les impusieron, pues, las manos y recibieron el Esp&#237;ritu Santo.#6,6; 19,6; Mt 9,18; Mc 5,33; 1 Tm 4,14.</div><div class="p"> 18Al ver Sim&#243;n que cuando los ap&#243;stoles impon&#237;an las manos se impart&#237;a el Esp&#237;ritu,#8,18: el Esp&#237;ritu: Numerosos mss., varios de reconocido valor, a&#241;aden: Santo. les ofreci&#243; dinero, 19diciendo:</div><div class="p">&#8212;Concededme tambi&#233;n a m&#237; el poder de que, cuando imponga las manos a alguno, reciba el Esp&#237;ritu Santo.</div><div class="p"> 20&#8212;&#161;Al infierno t&#250; y tu dinero! &#8212;le contest&#243; Pedro&#8212;. &#191;C&#243;mo has podido imaginar que el don de Dios es un objeto de compraventa? 21No es posible que recibas ni tengas parte en este don, pues Dios ve que tus intenciones son torcidas.#Sal 78,37. 22Arrepi&#233;ntete del mal que has hecho y pide al Se&#241;or que, si es posible, te perdone el haber abrigado tal pensamiento. 23Veo que la envidia te corroe y la maldad te tiene encadenado.#Dt 29,17; Jr 4,18.</div><div class="p"> 24Sim&#243;n respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Orad por m&#237; al Se&#241;or para que nada de lo que hab&#233;is dicho me suceda.#Ex 8,4.24.</div><div class="p"> 25Una vez que Pedro y Juan cumplieron su misi&#243;n de testigos y proclamaron el mensaje del Se&#241;or, emprendieron el regreso a Jerusal&#233;n, anunciando de paso el evangelio en muchas poblaciones samaritanas.</div><div class="s1">Felipe y el ministro de la reina de Etiop&#237;a</div><div class="p"> 26Un &#225;ngel del Se&#241;or dio a Felipe estas instrucciones:</div><div class="p">&#8212;Ponte en camino y dir&#237;gete hacia el sur por la ruta que va desde Jerusal&#233;n hasta Gaza, la ruta del desierto.</div><div class="p"> 27Felipe parti&#243; sin p&#233;rdida de tiempo. A poco divis&#243; a un hombre, que result&#243; ser un eunuco et&#237;ope, alto funcionario de Candace, reina de Etiop&#237;a, de cuyo tesoro era administrador general. Hab&#237;a venido en peregrinaci&#243;n a Jerusal&#233;n 28y ahora, ya de regreso, iba sentado en su carro leyendo el libro del profeta Isa&#237;as. 29El Esp&#237;ritu dijo a Felipe:</div><div class="p">&#8212;Adel&#225;ntate y ac&#233;rcate a ese carro.</div><div class="p"> 30Felipe corri&#243; hacia el carro y, al o&#237;r que su ocupante le&#237;a al profeta Isa&#237;as, le pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;Entiendes lo que est&#225;s leyendo?</div><div class="p"> 31El et&#237;ope respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;C&#243;mo puedo entenderlo si nadie me lo explica?</div><div class="p">E invit&#243; a Felipe a subir al carro y sentarse a su lado.#Rm 10,14. 32El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este:</div><div class="b"></div><div class="q"> Como oveja fue llevado al sacrificio;</div><div class="q"> y como cordero que no abre</div><div class="q"> la boca ante el esquilador,</div><div class="q"> tampoco &#233;l despeg&#243; sus labios.#Is 53,7-8.</div><div class="q"> 33 Por ser humilde no se le hizo justicia.</div><div class="q"> Nadie hablar&#225; de su descendencia,</div><div class="q"> porque fue arrancado del mundo de los vivos.</div><div class="b"></div><div class="p"> 34El et&#237;ope pregunt&#243; a Felipe:</div><div class="p">&#8212;Dime, por favor, &#191;de qui&#233;n habla el profeta, de s&#237; mismo o de otro?</div><div class="p"> 35Felipe tom&#243; la palabra y, partiendo de este pasaje de la Escritura, le anunci&#243; la buena noticia de Jes&#250;s.#5,42; Lc 24,27. 36Prosiguieron su camino y, al llegar a un lugar donde hab&#237;a agua, dijo el et&#237;ope:</div><div class="p">&#8212;Mira, aqu&#237; hay agua. &#191;Hay alg&#250;n impedimento para bautizarme#8,36: para bautizarme: Algunos mss., aunque no los m&#225;s antiguos y mejores, a&#241;aden aqu&#237; el v. 37, que dice: Respondi&#243; Felipe: &#171;No lo hay si crees con toda sinceridad&#187;. El et&#237;ope contest&#243;: &#171;Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios&#187;. ?#10,47; Mt 28,19.</div><div class="p"> 38El et&#237;ope mand&#243; parar el carro; bajaron ambos al agua y Felipe lo bautiz&#243;. 39Apenas salieron del agua, el Esp&#237;ritu del Se&#241;or arrebat&#243; a Felipe, y el et&#237;ope no volvi&#243; a verlo, pero sigui&#243; su camino lleno de alegr&#237;a.#8,8; 1 Re 18,12; Lc 24,31-32. 40Felipe, a su vez, se encontr&#243; en Azoto, circunstancia que aprovech&#243; para anunciar el evangelio en las ciudades por las que fue pasando hasta llegar a Cesarea.#21,8.</div>
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 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch9" data-usfm="ACT.9">
 <div class="label">9</div><div class="ms2">Pablo irrumpe en escena (9,1-31)</div><div class="s1">Encuentro de Pablo con Jes&#250;s#22,4-21; 26,9-18; Ga 1,11-24.</div><div class="p"> 1Entre tanto, Saulo, que segu&#237;a respirando amenazas de muerte contra los disc&#237;pulos del Se&#241;or, se dirigi&#243; al sumo sacerdote#8,3. 2y le pidi&#243; cartas de presentaci&#243;n para las sinagogas de Damasco. Su intenci&#243;n era conducir presos a Jerusal&#233;n a cuantos seguidores del nuevo camino del Se&#241;or encontrara, tanto hombres como mujeres.</div><div class="p"> 3Se hallaba en ruta hacia Damasco, a punto ya de llegar, cuando de pronto un resplandor celestial lo deslumbr&#243;. 4Cay&#243; a tierra y oy&#243; una voz que dec&#237;a:</div><div class="p">&#8212;Sa&#250;l, Sa&#250;l, &#191;por qu&#233; me persigues#9,4: me persigues: Algunos mss. a&#241;aden: duro es para ti dar coces contra el aguij&#243;n. ?</div><div class="p"> 5&#8212;&#191;Qui&#233;n eres, Se&#241;or? &#8212;pregunt&#243; Saulo.</div><div class="p">&#8212;Soy Jes&#250;s, a quien t&#250; persigues &#8212;respondi&#243; la voz&#8212;.#1 Co 9,1; 15,8. 6Anda, lev&#225;ntate y entra en la ciudad. All&#237; recibir&#225;s instrucciones sobre lo que debes hacer.</div><div class="p"> 7Sus compa&#241;eros de viaje se hab&#237;an quedado mudos de estupor. O&#237;an la voz, pero no ve&#237;an a nadie. 8Saulo se levant&#243; del suelo y, cuando abri&#243; los ojos, no pod&#237;a ver. As&#237; que lo llevaron de la mano a Damasco, 9donde pas&#243; tres d&#237;as privado de la vista, sin comer y sin beber.</div><div class="s1">Saulo y Anan&#237;as</div><div class="p"> 10Resid&#237;a en Damasco un disc&#237;pulo llamado Anan&#237;as. En una visi&#243;n oy&#243; que el Se&#241;or lo llamaba:</div><div class="p">&#8212;&#161;Anan&#237;as!</div><div class="p">&#8212;Aqu&#237; estoy, Se&#241;or &#8212;respondi&#243;.</div><div class="p"> 11El Se&#241;or le dijo:</div><div class="p">&#8212;Vete r&#225;pidamente a casa de Judas, en la calle Recta, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Ahora est&#225; orando 12y acaba de tener una visi&#243;n en la que un hombre llamado Anan&#237;as entra en su casa y le toca los ojos con las manos para que recobre la vista.#6,6; Mc 8,23-25.</div><div class="p"> 13&#8212;Se&#241;or &#8212;contest&#243; Anan&#237;as&#8212;, muchas personas me han hablado acerca de ese hombre y del da&#241;o que ha causado a tus fieles en Jerusal&#233;n.#8,3; 9,1. 14Y aqu&#237; mismo tiene plenos poderes de los jefes de los sacerdotes para prender a todos los que te invocan.</div><div class="p"> 15&#8212;T&#250;, vete &#8212;replic&#243; el Se&#241;or&#8212;, porque he sido yo quien ha elegido a ese hombre como instrumento para que anuncie mi nombre a todas las naciones, a sus gobernantes y al pueblo de Israel. 16Yo mismo le mostrar&#233; lo que habr&#225; de sufrir por mi causa.#2 Co 11,23-28.</div><div class="p"> 17Anan&#237;as parti&#243; inmediatamente y, tan pronto como entr&#243; en la casa, toc&#243; con sus manos los ojos de Saulo y le dijo:</div><div class="p">&#8212;Hermano Saulo, Jes&#250;s, el Se&#241;or, el mismo que se te apareci&#243; cuando ven&#237;as por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Esp&#237;ritu Santo.</div><div class="p"> 18De repente cayeron de sus ojos una especie de escamas y recuper&#243; la vista. A continuaci&#243;n fue bautizado, 19tom&#243; alimento y recobr&#243; fuerzas.</div><div class="s1">Saulo proclama el mensaje en Damasco</div><div class="p">Saulo se qued&#243; alg&#250;n tiempo con los disc&#237;pulos que resid&#237;an en Damasco, 20y bien pronto empez&#243; a proclamar en las sinagogas que Jes&#250;s era el Hijo de Dios. 21Todos los que lo o&#237;an comentaban llenos de asombro:</div><div class="p">&#8212;&#191;No es este el que en Jerusal&#233;n persegu&#237;a con sa&#241;a a los creyentes? &#191;Y no ha venido aqu&#237; expresamente para llevarlos presos ante los jefes de los sacerdotes?</div><div class="p"> 22Pero Saulo se crec&#237;a m&#225;s y m&#225;s y, con argumentos irrefutables, demostraba a los jud&#237;os de Damasco que Jes&#250;s era el Mes&#237;as.#2,36; 17,3; 18,5.28.</div><div class="p"> 23Alg&#250;n tiempo despu&#233;s, los jud&#237;os se propusieron matar a Saulo.#23,12.16. 24Pero alguien lo puso al corriente de tales prop&#243;sitos y, aunque los jud&#237;os vigilaban d&#237;a y noche las puertas de la ciudad con intenci&#243;n de asesinarlo, 25los disc&#237;pulos de Saulo lo descolgaron una noche por la muralla, metido dentro de un cesto.#2 Co 11,32-33.</div><div class="s1">Saulo en Jerusal&#233;n</div><div class="p"> 26Cuando Saulo lleg&#243; a Jerusal&#233;n, trat&#243; de unirse al grupo de los disc&#237;pulos; pero todos lo miraban con recelo, pues no acababan de creer que fuera uno de ellos. 27Entonces, Bernab&#233; lo tom&#243; consigo y lo present&#243; a los ap&#243;stoles. Les cont&#243; c&#243;mo Saulo hab&#237;a visto al Se&#241;or en su viaje hacia Damasco, de qu&#233; manera le hab&#237;a hablado el Se&#241;or y con qu&#233; valent&#237;a hab&#237;a hablado en Damasco acerca de Jes&#250;s.#4,36; 9,4.20; 26,14; 1 Co 9,1; 15,8; Ga 1,18-19.</div><div class="p"> 28A partir de entonces, Saulo se mov&#237;a libremente por Jerusal&#233;n en compa&#241;&#237;a de los ap&#243;stoles, y hablaba sin miedo acerca del Se&#241;or. 29Pero pronto entr&#243; en pol&#233;mica con los jud&#237;os de lengua griega, que comenzaron a tramar planes para matarlo. 30Al enterarse, los hermanos lo escoltaron hasta Cesarea y despu&#233;s lo encaminaron a Tarso.#11,25; Ga 1,21.</div><div class="s1">Sumario</div><div class="p"> 31La Iglesia goz&#243; de un per&#237;odo de paz en toda Judea, Galilea y Samar&#237;a. Fueron d&#237;as en que, impulsada por el Esp&#237;ritu Santo y plenamente fiel al Se&#241;or, iba consolid&#225;ndose y extendi&#233;ndose cada vez m&#225;s.#2,41.47; 4,4; 5,14; etc.</div><div class="ms2">Actividad misionera de Pedro (9,32&#8211;12,25)</div><div class="s1">Pedro sana a Eneas</div><div class="p"> 32Pedro, que recorr&#237;a incansable todos los lugares, fue tambi&#233;n a visitar a los fieles de Lida. 33All&#237; encontr&#243; a un hombre llamado Eneas, a quien la par&#225;lisis ten&#237;a postrado en cama desde hac&#237;a ocho a&#241;os.#3,1-10. 34Pedro le dijo:</div><div class="p">&#8212;Eneas, Jesucristo va a curarte; lev&#225;ntate y haz tu cama.</div><div class="p">Eneas se levant&#243; inmediatamente. 35Y cuando los habitantes de Lida y de toda la llanura de Sar&#243;n lo vieron sano, se convirtieron al Se&#241;or.</div><div class="s1">Resurrecci&#243;n de Tabita</div><div class="p"> 36Hab&#237;a en Jope una mujer creyente llamada Tabita, nombre que significa &#171;Gacela&#187;. Se dedicaba por entero a hacer buenas obras y a socorrer a los necesitados.#10,2; Mt 6,1-4; Lc 11,41; 12,33. 37Pero uno de aquellos d&#237;as cay&#243; enferma y muri&#243;. Lavaron su cad&#225;ver y lo depositaron en la habitaci&#243;n del piso de arriba. 38Los disc&#237;pulos de Jope, ciudad pr&#243;xima a Lida, se enteraron de que Pedro se hallaba en esta &#250;ltima ciudad y enviaron urgentemente dos hombres con este ruego:</div><div class="p">&#8212;Ven a nuestra ciudad sin p&#233;rdida de tiempo.</div><div class="p"> 39Pedro parti&#243; con ellos enseguida. Al llegar a Jope le hicieron subir a la habitaci&#243;n donde estaba la difunta. All&#237; se vio rodeado de viudas que, anegadas en l&#225;grimas, le mostraban los vestidos y mantos que Gacela les hac&#237;a cuando estaba con ellas. 40Pedro hizo salir a todos y, arrodill&#225;ndose, se puso a orar. Se acerc&#243; despu&#233;s al cad&#225;ver y dijo:#Mc 5,40-41; Lc 7,14-15.</div><div class="p">&#8212;&#161;Tabita, lev&#225;ntate!</div><div class="p">Ella abri&#243; los ojos y, al ver a Pedro, se incorpor&#243; en el lecho. 41&#201;l la tom&#243; de la mano y la ayud&#243; a ponerse en pie; llam&#243; luego a las viudas y a los fieles, y se la present&#243; con vida. 42La noticia corri&#243; por toda Jope, y fueron muchos los que creyeron en el Se&#241;or. 43Pedro se qued&#243; una temporada en Jope, en casa de un tal Sim&#243;n, que era curtidor.</div>
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 <div class="chapter ch10" data-usfm="ACT.10">
 <div class="label">10</div><div class="s1">La visi&#243;n del romano Cornelio</div><div class="p"> 1Viv&#237;a en Cesarea un romano llamado Cornelio, capit&#225;n del batall&#243;n que llevaba el nombre de &#171;el It&#225;lico&#187;.#10,30-33. 2Era hombre religioso y, junto con su familia, rend&#237;a culto al Dios verdadero. Ayudaba generosamente con sus limosnas al pueblo necesitado y oraba a Dios continuamente.#3,12; 9,36; 10,4.7.31; 11,14; 16,15.31; 18,8; 1 Tm 3,16; 4,7-8; 2 Tm 3,5.12; 2 Pe 1,6. 3Un d&#237;a, sobre las tres de la tarde, tuvo una visi&#243;n en la que vio claramente a un &#225;ngel de Dios que se dirigi&#243; a &#233;l y le dijo:</div><div class="p">&#8212;&#161;Cornelio!#7,55-56; 9,10.12; 11,5; 16,9-10; 18,9.</div><div class="p"> 4Atemorizado, mir&#243; fijamente al &#225;ngel y le pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;Qu&#233; quieres, Se&#241;or?</div><div class="p">El &#225;ngel le contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;Dios ha tomado en consideraci&#243;n tus oraciones y tus limosnas. 5Por tanto, env&#237;a enseguida alguien a Jope que haga venir aqu&#237; a un tal Sim&#243;n, a quien se conoce tambi&#233;n como Pedro.#Mt 4,5. 6Actualmente est&#225; hospedado en casa de otro Sim&#243;n, un curtidor que vive junto al mar. 7Apenas sali&#243; el &#225;ngel que le hab&#237;a hablado, Cornelio llam&#243; a dos criados y a uno de sus soldados asistentes que era hombre religioso, 8los puso en antecedentes de todo lo ocurrido y los mand&#243; a Jope.</div><div class="s1">La visi&#243;n de Pedro</div><div class="p"> 9Al d&#237;a siguiente, mientras los enviados iban a&#250;n de camino, ya cerca de la ciudad, Pedro subi&#243; a la terraza para orar a eso del mediod&#237;a. 10De pronto, sinti&#243; hambre y quiso comer algo. Estaban prepar&#225;ndoselo, cuando cay&#243; en &#233;xtasis 11y vio que el cielo se abr&#237;a y que algo as&#237; como un enorme lienzo descend&#237;a, colgado de sus cuatro puntas, y se posaba sobre la tierra.#Mt 3,16. 12Hab&#237;a en &#233;l toda clase de cuadr&#250;pedos, reptiles y aves.#11,6; Gn 1,21.24. 13Y oy&#243; una voz que le dec&#237;a:</div><div class="p">&#8212;&#161;Anda, Pedro, mata y come!</div><div class="p"> 14&#8212;De ninguna manera, Se&#241;or &#8212;respondi&#243; Pedro&#8212;. Jam&#225;s he comido nada profano o impuro.#Lv 11,1-47; Ez 4,14.</div><div class="p"> 15La voz se oy&#243; por segunda vez:</div><div class="p">&#8212;Lo que Dios ha purificado, no lo consideres t&#250; profano.#Mc 7,15-23.</div><div class="p"> 16Esto se repiti&#243; hasta tres veces y, a continuaci&#243;n, aquel objeto fue subido al cielo.</div><div class="p"> 17Estaba Pedro perplejo pregunt&#225;ndose qu&#233; significado tendr&#237;a la visi&#243;n, cuando los enviados de Cornelio, tras averiguar d&#243;nde estaba la casa de Sim&#243;n, se presentaron a la puerta 18y preguntaron en voz alta:</div><div class="p">&#8212;&#191;Se aloja aqu&#237; Sim&#243;n, al que llaman Pedro?</div><div class="p"> 19Entonces el Esp&#237;ritu dijo a Pedro, que segu&#237;a pregunt&#225;ndose intrigado por el sentido de la visi&#243;n:</div><div class="p">&#8212;Ah&#237; abajo hay tres hombres que te buscan. 20Baja enseguida y acomp&#225;&#241;alos. No tengas ning&#250;n reparo, porque los he enviado yo.</div><div class="p"> 21Pedro baj&#243; al encuentro de aquellos hombres y les dijo:</div><div class="p">&#8212;Yo soy el que busc&#225;is. &#191;A qu&#233; se debe vuestra visita?</div><div class="p"> 22&#8212;Venimos de parte del capit&#225;n Cornelio &#8212;respondieron&#8212;. Es un hombre recto que rinde culto al verdadero Dios y a quien todos los jud&#237;os aprecian de veras. Un &#225;ngel de Dios le ha indicado que te haga llegar a su casa para o&#237;r lo que tengas que decirle.</div><div class="p"> 23Pedro los invit&#243; a pasar la noche all&#237; y, al d&#237;a siguiente, se puso en camino con ellos, acompa&#241;ado por algunos hermanos de Jope.</div><div class="s1">Pedro en casa de Cornelio</div><div class="p"> 24Un d&#237;a despu&#233;s llegaron a Cesarea, donde Cornelio estaba ya esper&#225;ndolos junto con sus familiares y amigos &#237;ntimos. 25Cuando lleg&#243; Pedro, sali&#243; a recibirlo y se postr&#243; a sus pies en actitud de adoraci&#243;n.#14,13-15; Ap 19,10.</div><div class="p"> 26&#8212;Ponte de pie &#8212;le dijo Pedro mientras lo ayudaba a levantarse&#8212;, pues tambi&#233;n yo soy simplemente un hombre.</div><div class="p"> 27Entraron en la casa conversando y Pedro dijo a las numerosas personas que encontr&#243; reunidas all&#237;:</div><div class="p"> 28&#8212;Como sab&#233;is, a un jud&#237;o le est&#225; prohibido relacionarse con extranjeros o entrar en sus casas. Pero Dios me ha hecho comprender que a nadie debo considerar profano o impuro. 29Por eso, no tuve inconveniente en venir cuando me llamasteis. Deseo saber por qu&#233; raz&#243;n me hab&#233;is hecho venir.</div><div class="p"> 30Entonces Cornelio respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Hace cuatro d&#237;as, a esta misma hora, estaba yo aqu&#237; en mi casa ocupado en la oraci&#243;n de la tarde, cuando, de pronto, se present&#243; ante m&#237; un hombre vestido con una t&#250;nica resplandeciente.#1,10; Lc 24,4. 31Me dijo: &#171;Cornelio, Dios ha escuchado tu oraci&#243;n y ha tenido en cuenta tu generosidad con los pobres. 32Por tanto, env&#237;a a alguien a Jope para que haga venir a Sim&#243;n, a quien se conoce tambi&#233;n como Pedro; se hospeda en casa de otro Sim&#243;n, un curtidor que vive junto al mar&#187;. 33De modo que mand&#233; enseguida a buscarte, y t&#250; te has dignado venir. Aqu&#237;, pues, nos tienes a todos, en presencia de Dios, dispuestos a escuchar todo cuanto el Se&#241;or te haya encargado decirnos.</div><div class="s1">Discurso de Pedro</div><div class="p"> 34Pedro tom&#243; entonces la palabra y se expres&#243; en estos t&#233;rminos:</div><div class="p">&#8212;Ahora comprendo verdaderamente que para Dios no existen favoritismos.#Dt 10,17; Rm 2,11; Ga 2,6; Ef 6,9; Col 3,25; 1 Pe 1,17. 35Toda persona, sea de la naci&#243;n que sea, si es fiel a Dios y se porta rectamente, goza de su estima.#Jn 9,31; Rm 14,18. 36Fue Dios quien dirigi&#243; su mensaje a los israelitas y les anunci&#243; la buena noticia de la paz por medio de Jesucristo, que es el Se&#241;or de todos.#Is 52,7; Na 2,1; Rm 10,12; Ap 19,16. 37Hablo &#8212;ya sab&#233;is&#8212; de lo acaecido a lo largo y ancho de todo el pa&#237;s jud&#237;o, comenzando por Galilea, despu&#233;s que Juan proclam&#243; su bautismo.#Mt 3,6; 4,12.17; Mc 1,4.14. 38De c&#243;mo Dios ungi&#243; a Jes&#250;s de Nazaret con el Esp&#237;ritu Santo y lo llen&#243; de poder; de c&#243;mo Jes&#250;s pas&#243; por todas partes haciendo el bien y curando a todos los que padec&#237;an oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con &#233;l.#Is 61,1; Lc 3,21-22; 4,18-21; Jn 3,2. 39Y nosotros somos testigos de todo lo que hizo en territorio jud&#237;o, especialmente en Jerusal&#233;n. Despu&#233;s lo mataron colg&#225;ndolo de un madero.#1,8; 3,13-15; 13,28; Ga 3,13. 40Pero Dios lo resucit&#243; al tercer d&#237;a y le permiti&#243; aparecerse,#1,4; 2,24; Lc 9,22 y par.; 24,7.30.42.46; Jn 14,19.22; 21,12-13; 1 Co 15,4. 41no a todo el pueblo, sino a nosotros los que fuimos escogidos de antemano por Dios como testigos y tuvimos ocasi&#243;n de comer y beber con Jes&#250;s despu&#233;s de que resucit&#243; de la muerte. 42Pues bien, Jes&#250;s ha sido quien nos ha mandado anunciar su mensaje al pueblo y proclamar que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos.#17,13; Rm 14,9; 2 Tm 4,1; 1 Pe 4,5. 43Y los profetas, por su parte, testifican un&#225;nimemente que todo el que crea en &#233;l alcanzar&#225;, por su medio, el perd&#243;n de los pecados.#Is 33,24; 53,5-6; Jr 31,34; Dn 9,24.</div><div class="s1">Tambi&#233;n los no jud&#237;os reciben el Esp&#237;ritu Santo</div><div class="p"> 44Todav&#237;a estaba Pedro exponiendo estas razones, cuando el Esp&#237;ritu Santo descendi&#243; sobre todos los que o&#237;an el mensaje.#2,3-4; 11,15; 15,8. 45Los creyentes jud&#237;os que hab&#237;an llegado con Pedro estaban sorprendidos de que tambi&#233;n sobre los no jud&#237;os se derramase el don del Esp&#237;ritu Santo. 46Los o&#237;an, en efecto, hablar en idiomas desconocidos y proclamar la grandeza de Dios. Pedro dijo entonces:#2,4.11.17; 19,6; Mc 16,17; 1 Co 12,10.30; 14,4-6.</div><div class="p"> 47&#8212;&#191;Puede negarse el bautismo a estas personas que han recibido, como nosotros, el Esp&#237;ritu Santo?#8,36; 11,17.</div><div class="p"> 48Seguidamente dispuso que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Ellos, por su parte, le rogaron que se quedara all&#237; algunos d&#237;as.#2,38; 8,16; 19,5.</div>
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