Engaños

Lo siguiente de lo que tenemos que deshacernos para vivir una vida llena y rebosante del Espíritu es del engaño del enemigo.

Juan 8:44, llama mentiroso al diablo. Pero no sólo mentiroso, lo llama el padre de la mentira. Este título definitivamente no se le da únicamente al mentiroso promedio. Nuestro enemigo es un maestro del engaño. Darnos cuenta de esto debería impulsarnos a actuar para defendernos de todo el engaño que él trae por el mundo.

En Gálatas 6:7-8, Pablo le dice a la iglesia que no se deje engañar. Incluso en aquel entonces y especialmente ahora el enemigo está obrando sesgando la Palabra de Dios, confundiendo a sus hijos y oscureciendo la moral. No podemos permitirnos ser víctimas de su magistral engaño.

En cambio, debemos enraizarnos en la verdad de la Palabra de Dios. Cuando hacemos esto, somos menos susceptibles al engaño del enemigo y podemos continuar caminando en la voluntad de Dios sin vacilar.