Tú Puedes, Porque Dios Puede Muestra

Herederos de una riqueza gloriosa (Efesios 1:18)

¿No tienes la sensación de que los cristianos a veces vivimos vidas tan pobres como las de quienes no conocen a Jesús como Señor y Salvador de sus vidas? Nos preocupan las mismas cosas, las vivimos en nuestras propias fuerzas demasiado a menudo, y nos desesperamos como los demás.

Esto, sin embargo, no parece responder a las riquezas de la gloria de Su herencia de las que nos habla Pablo en su oración por los Efesios, que nos alcanza también a nosotros hoy (v. 18). Quizá hay algo que estamos olvidando y es que, aunque nosotros no contamos en nuestras capacidades con demasiados recursos, los graneros y arsenal de Dios son ilimitados.

Hablo de esos dos aspectos de la riqueza de forma intencional, porque resumen dos aspectos clave en nuestra vida como cristianos:

• En el granero tenemos el alimento necesario, preservado de forma que no nos falte de nada. En Su provisión, Él nos nutre física y espiritualmente, y lo hace de forma abundante. Somos más bien nosotros quienes no solemos distinguir nuestra sed y hambre, o las intentamos aplacar con sucedáneos que nada tienen que ver con el alimento de calidad extraordinaria que Él nos proporciona, eso sí, a diario, como el maná. Los pájaros, las flores, y hasta la hierba del campo son cuidados con esmero y provisión exquisitos de Dios. ¿Cuánto más nosotros, como hijos amados? (Mateo 6:25-34).
• En el arsenal, por otro lado, encontramos las armas y la vestimenta defensiva con la que enfrentarnos a los ataques de la lucha interna y externa en que estamos inmersos mientras estemos de este lado del Sol. El acopio de provisión en ese sentido es también incalculable. Dios no pone límites a cuántas veces podemos acudir a tomar de los recursos de Su gracia para enfrentarnos a los retos cotidianos. Nunca nos dice “Ya tomaste tu porción de hoy, así que vuelve mañana”. Somos ricos porque Él es rico. Su abundancia es nuestra herencia, y la disfrutamos aquí.

Recordar este aspecto era fundamental para los Efesios, y sigue siéndolo para nosotros. Pablo lo sabía, y por eso pone en su lista de peticiones para ellos que sean iluminados en el conocimiento del carácter de Dios, que es rico para con nosotros en toda forma posible. Cuando tú no tienes, Él tiene, y Sus riquezas son tuyas en Cristo desde el momento en que te convertiste en Su hijo.