Persevera con poderMuestra

Sobresaliente en su campo

De Abraham a Jacob, Ruth a Rahab, Gedeon a Ester, la Biblia nos muestra que la gloria de Dios suele brillar a través del más improbable de los héroes. A pesar de sus insuficiencias, continuaron empujando sus arados respectivos. De tal forma, Dios usó esa voluntad para revelar su poder.

Podemos ver esta misma voluntad en las vidas de Elías y Eliseo. Elías, en su posición espiritual contra la idolatría del rey Acab y la reina de Jezabel, tuvo que perseverar a través de pruebas tan duras y rocosas como el campo que Eliseo aradó.

En los días de Eliseo, el arado requería una gran fuerza física para mantener las filas rectas y los bueyes tirando en tándem. Tengo varios amigos que crecieron en granjas familiares. Ninguno de ellos describe el trabajo nada menos que agotador.

Al haber visto la figura tensa y sudorosa con el arado, Elías debió haber quedado sorprendido. ¿Cómo no pudo haber admirado la pura fuerza física y la atención concentrada de Eliseo? Quizás es similar al respeto que nosotros sentimos por aquellos que trabajan duro en sus campos particulares de trabajo. Esa es mi reacción cuando escucho a un joven predicador talentoso o cuando un corredor veloz pasa cerca de mí en una pista o sendero.

La respuesta de Elías a su nuevo compañero profético lo dice todo: cubrió con su manto los hombros de Eliseo. Esta acción simboliza un paso generacional de la antorcha de un líder-siervo a otro: el actual profeta de Dios unge a su sucesor.

Cuando el manto de Elías cayó sobre los hombros de Eliseo, este hombre trabajando el arado fue invitado a una nueva temporada, un nivel más alto, el siguiente capítulo. Esta invitación también puede ser interpretada como un tipo de premio o reconocimiento - no por haber trabajado la mas cantidad de tiempo o las líneas más rectas, sino por la voluntad de trabajar duro lo que Dios había puesto ante él.

Verás, mucha gente desea el manto sin tener que trabajar el arado. Lo que no entienden es que proféticamente hablando, el manto - un símbolo de la asignación de Dios, unción y autoridad - sólo desciende en aquellos que trabajan el arado fielmente.

El arado que estás empujando hoy te está preparando para el manto que te pondrás mañana.

Preguntas para reflexionar: ¿Cómo has manejado la presión hasta ahora para seguir arando? ¿Qué obstáculos y barreras circunstanciales se interponen en tu camino? ¿Qué es lo que más necesitas de Dios en este momento?