Jesús y el pecador

Jesús nunca consideró a nadie demasiado pecador como para no ser perdonado. Él dio la bienvenida incluso a aquellos que eran despreciados por el resto de la sociedad.

De una nota de aplicación de la Biblia de estudio de Áfricatitulada "El aroma del perdón":

Todos fallamos en vivir como Dios nos dice que vivamos. Nuestros pecados lastiman a otros, a veces profundamente. Los verdaderos creyentes anhelan ser perdonados, tanto por Dios como por la persona a la que hemos herido.

En esta historia, una mujer pecadora estaba tan desesperada por encontrar el perdón que se atrevió a entrar en la casa de un importante líder religioso. Ella no fue invitada, era indigna y no era bienvenida. Con humildad, se arrojó ante Jesús. Ella lloró. Sus lágrimas cayeron sobre sus pies y ella besó sus pies y secó las lágrimas con su cabello. Mientras vertía un perfume caro sobre sus pies, el aroma llenó la habitación.

Otras personas pueden perdonarnos o no cuando les hemos hecho daño. Pero cuando nos arrojamos humildemente a los pies de Jesús con un corazón quebrantado por nuestros pecados, él no nos rechaza. Él nos dice: "Tus pecados te son perdonados".

Para Reflexionar y debatir

La mujer de esta historia había vivido una vida muy pecaminosa y había cometido un gran mal ante los ojos de Dios. ¿Por qué crees que Jesús la perdonó?

¿Te sientes indigno de ser llamado hijo de Dios? ¿Por qué o por qué no?

Si confiesas tus pecados a Jesús, ¿él te perdonará? ¿Qué nos enseña esta historia acerca de la voluntad de Dios para perdonarnos?

¿Cómo debemos responder a ese perdón?