Para nosotros: Celebrando la llegada de JesúsMuestra

Príncipe de Paz

Paz. No importa dónde vivimos o lo que creemos, todos deseamos paz. Debido a que nuestra alma la anhela, tratamos de alcanzarla de diferentes maneras—personas, líderes, finanzas, comodidad, substancias. No importa cuánto nos esforcemos, no podremos tener la paz verdadera y duradera hasta que conozcamos la fuente de donde proviene.

En Isaías 9:6, Jesús es llamado el Príncipe de Paz. El idioma Hebreo lo define de esta manera:

Príncipe — sar
Príncipe, gobernante, líder, oficial, capitán

Paz— shalom
Integridad, solidez, bienestar, paz, seguridad; en una relación de pacto con Dios

Cuando pones estas dos palabras juntas en un título, tienes un líder que provee completa solidez, paz y seguridad. ¿Qué tan maravilloso es esto? Con un nombre, Él es inmediatamente diferente a cualquier gobernante humano que hayamos visto en la tierra. Cuando él vino, estuvo revestido de la paz de Dios. 

La paz de Jesús trae calma a nuestras vidas sin importar lo que nos rodea. Él nos da paz durante las pruebas de la vida y nos anima a que no se turbe nuestro corazón (Juan 14:27). Él nos ofrece paz mientras estamos en nuestro camino personal con Cristo hasta que él regrese (1 Tesalonicenses 5:23). Cuando el miedo amenaza con abrumarnos, Su paz nos calma, nos guarda y va mucho más allá de lo que nuestras mentes pueden comprender (Filipenses 4:7). 

Jesús, nuestro Príncipe de Paz es la única forma de tener paz con Dios. Cuando le decimos "sí" a Jesús y creemos que murió y resucitó, somos invitados a una relación correcta con Él. Él desea ser un restaurador de relaciones y, al hacer eso, aprendemos a ser pacificadores en un mundo que desesperadamente lo necesita. 

No importa dónde estés en tu caminar con Cristo, toma un tiempo hoy para reflexionar sobre Jesús como tu Príncipe de Paz.