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Finanzas Bíblicas: Cambia Tu y Cambiarán Tus Finanzas

DÍA 4 DE 5

El Secreto del Contentamiento Filipenses 4:11-12 11 No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. 12 Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Vivimos una generación que padece de un alto nivel de descontento. La queja y la murmuración abundan. Aunque dicho descontento alcanza todos los aspectos de la vida, el pasaje que consideraremos aborda el contentamiento en el ámbito de lo económico. En el momento que Pablo escribe su carta a los Filipenses está preso en Roma (Fil. 1:12). De hecho, se entiende que dicha carta fue escrita por Pablo para agradecer una ofrenda que había sido enviada por los Filipenses por medio del hermano Epafródito (Fil. 4:18). Como es obvio, en ese momento Pablo experimentaba muchas carencias. Lo increíble es que, según el testimonio de Pablo, hay un estado espiritual en el que, sin importar la abundancia o la escasez, el hijo de Dios puede estar contento. Es justamente eso lo que él dice al indicar “he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación.” ¿Cómo podemos llegar ahí? ¿Cómo podemos experimentar esa independencia de nuestras circunstancias? Aprendamos de Pablo “el secreto”. Lo primero a notar es que llegar al estado de contentamiento que describe Pablo requiere “un aprendizaje”. El dice “he aprendido…”, lo que indica que era algo que él ignoraba y que ahora sabe cómo hacerlo. Parece ser que el estar contentos con nuestra condición no es algo natural en nosotros. Dada nuestra condición caída, lo normal es que estamos descontentos. Esa ingratitud es algo que Dios tiene que poco a poco quitar de nosotros. Y muy probablemente lo hará precisamente orquestando en nuestras vidas experiencias de privaciones y carencias que nos muestren que sólo El es necesario. También debemos observar que Pablo dice “sé vivir en pobreza y sé vivir en prosperidad”. Usualmente pensamos que requerimos de madurez espiritual para permanecer contentos en la “pobreza”. Pensamos que esa condición es la única que desafía mi contentamiento. Lamentablemente, el descontento también puede estar presente aún en la prosperidad. He sido testigos y he leído de muchas personas que viven en medio de la abundancia y aún así se sienten vacíos e irritados. Por último, “el secreto” del contentamiento Pablo lo revela en el verso 13, esto es, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Es decir, la abundancia no cura el descontento. Lo material no puede llenar nuestra alma. Sólo Cristo lo puede hacer. Esto implica que cuando aprendo a ver mis circunstancias a través de lo que Cristo está haciendo en mi y alrededor de mi. Cuando estoy atento a su cuidado y presencia. Cuando adquiero un entendimiento más profundo de su amor. Cuando atesoro las cosas del cielo más que lo que tengo en la tierra. Entonces aprenderé a “contentarme cualquiera que sea mi situación.”
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