Mamá necesita otra oportunidad Muestra

Esperar lo inesperado

Gestionar tus expectativas es otra parte importante del proceso. Ciertamente, deberías esperar ver resultados, pero usualmente no se verán como lo imaginaste.

C.S. Lewis, en su libro Cartas a Malcom, comparte estos pensamientos acerca de nuestras expectativas:
Me parece que fecuentemente, casi de mala gana, rechazamos el bien que Dios nos ofrece porque en ese momento esperamos otra cosa. ¿Entiendes a qué me refiero? En cada aspecto de nuestras vidas: en nuestra experiencia religiosa, gastronómica, erótica, estética, y social estamos siempre remontándonos a alguna ocasión que parecía acercarse a la perfección, estableciendo ese momento como norma, y despreciando todas las demás ocasiones al compararlas. Pero estas otras ocasiones, me doy cuenta ahora, están frecuentemente llenas de una nueva bendición si nos abrimos para recibirla. Dios nos muestra una nueva faceta de su gloria, y nos rehúsamos a mirarla porque aún estamos observando la antigua.

Se cuidadoso con la forma en que mides el éxito. No puedes medir tu éxito por la reacción de alguien más. Si hacer feliz a alguien más es tu idea de una meta, debes cambiar. Si querer que tu hija esté feliz por quedarse en la cama es tu misión, será díficil. No puedes controlar los sentimientos o sueños de otras personas. Sin embargo, puedes sentir tu propio gozo por la situación y no desanimarte. Otros lo verán y aunque no lo vean, querrán el mismo gozo. Tal vez ellos piensen que solo pueden sentir gozo cuando obtienen lo que quieren, pero sabes que así como no es cierto para tí, tampoco lo es para ellos. El gozo no es el resultado de las circunstancias, es el resultado de tener una relación con el Espíritu Santo y vivir una vida de sacrificio y gloria.

Así que no conviertas la felicidad de tu hijo o de tu esposo en tu tu meta. En el caso de tu esposo, que tu meta sea bendecirlo y honrarlo. Muestrale la alegría que sientes al estar casada con él, y déjalo ministrarte. La forma en la que él reaccione depende de él, y tú no puedes controlarlo. (¡A mí no me gustaría que alguien me controlara de esa manera!)