Ayuna como Daniel (10 días)Muestra

Día 9: Gracia de principio a fin

¿Tienes la expectativa de escuchar la voz de Dios? Es en serio, cuando oras, ¿Te detienes para oírle responder? Voy a ir directo al grano: no oirás Sus respuestas si no esperas oírle hablar o no paras para escuchar.

Muchísima gente piensa que Dios ha dejado de hablar, como si tuviese laringitis y dejó de hablar en algún momento en el pasado. Nadie tiene el tiempo para eso. A algunos se les ha enseñado eso, mientras que otros simplemente piensan que sencillamente no puede sucederles—es decir, quizá Dios les habla a los grandes lideres de la iglesia, pero no a la gente común y corriente.

Pero, ¿Será que Dios le habla a la gente común y corriente como nosotros? ¡Sí! Claro que sí.

Él nunca cambia, Él nunca ha dejado de hablarle a Sus hijos. Pero nosotros, por el contrario, muy a menudo hemos dejado de escuchar!

Déjame hacerte una imagen de esto. Digamos que le hago una llamada a mi esposa, LaKendria, y en con un solo respiro le digo todo lo que me ha sucedido en el día, todo lo que quiero que sepa, mi lista de compras, mis preocupaciones con mis dos hijos, mis dificultades actuales en el negocio—e inmediatamente cuelgo el teléfono.

¿Qué clase de conversación fue esa? ¿Una buena? Definitivamente no—Estoy Seguro que oiría al respecto más tarde en el día y obtendría un gran “¡¿¡¿DISCULPA!?!?” Si fuese así como le hablara a mi esposa todo el tiempo!

¿Pero por qué le hacemos esto a Dios?

En la lectura de hoy verás como Dios es increíblemente paciente con Sus hijos al ver el ejemplo de cómo le enseña a Elías a oír su voz. Elías hizo muchos milagros poderosos para Dios, pero más allá de un fuerte y poderoso viento, un terremoto y un fuego, Elías encontró que el sonido de la voz de Dios no era un grito.

Era un silbo apacible.

Si no estás escuchando, muy fácilmente puedes pasar por alto el silbo.

¿Estamos escuchando? ¿O tomamos el teléfono de la oración, llamaos a Dios, le descargamos todo, le damos su “lista de cosas que hacer” y luego colgamos el auricular?

Quiero terminar este ayuno esperando oír el silbo apacible de la voz de Dios. Jesús dijo que Sus ovejas—dicho de otra forma, todos nosotros—oyen Su voz. Él no se ha vuelto mudo, y tú no has orado y ayunado realmente hasta que lo has hecho con la esperanza y Expectativa (recuerda HEPE) de oírle hablar.

Él tiene una palabra para ti hoy: “Estad quietos, y conoced que soy Dios…” (Salmo 46:10).

Y ahora, escucha.