Adviento: el camino hacia la NavidadMuestra

La espera vale la pena

Lucas 2:25-32 cuenta la historia de Simeón, un hombre que recibió la promesa de Dios que él vería al Mesías antes de fallecer. Simeón vivió toda su vida esperando que Dios cumpliera esta promesa, y él puede enseñarnos algo sobre la paciencia y perseverancia. La Escritura dice que Simeón era justo y devoto, y que el Espíritu Santo estaba sobre él. Fue tanto, que tanslael Espíritu lo conmovió a visitar las cortes de los templos. Y fue allí en las cortes del templo que la promesa de Dios llegó a realizarse. Él conoció a María y José, y sostuvo a Jesús en sus brazos. En ese momento, valió la pena esperar la promesa de Dios durante una larga vida. 

Imagina la experiencia abrumadora de abrazar la representación física de la fidelidad de Dios en tus brazos. Lucas grabó el hecho de que Simeón tomó a Jesús en sus brazos "y alabó a Dios". No sabemos si Simeón lloró o danzó, pero si te pones en su lugar, tú respuesta a lo mejor sería así. ¡Ninguna otra reacción sería tan apropiada como la de alabar! 

Qué tu corazón no se desanime si has estado esperando el cumplimiento de una promesa de Dios por lo que parezca una eternidad. Él es fiel, y Su tiempo es perfecto. Aunque tu promesa se cumpla después de solo unas semanas o después de una larga vida de confianza, la espera vale la pena.

Oración: Padre, ¡Te alabo porque Tú eres fiel! Yo sé que Tú eres de confianza y Tus promesas son ciertas para mí. Y no me daré por vencido creyendo en Tus promesas, y yo espero en anticipación el día en que se cumplan. Yo sé que Tu tiempo es perfecto y permaneceré fiel a Ti esperando. ¡Te alabo de antemano por el cumplimiento de Tus promesas!

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