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 <div class="book bk2CH">
 <div class="chapter ch23" data-usfm="2CH.23">
 <div class="label">23</div><div class="s1">Conjura contra Atal&#237;a y entronizaci&#243;n de Jo&#225;s</div><div class="r">(2 Re 11,4-20)</div><div class="p"> 1El s&#233;ptimo a&#241;o Joyad&#225; se arm&#243; de valor y tom&#243; consigo a los centuriones Azar&#237;as, hijo de Jeroj&#225;n; Ismael, hijo de Yojan&#225;n, Azar&#237;as, hijo de Obed; Maas&#237;as, hijo de Ada&#237;as, y Elisafat, hijo de Zicr&#237;. Hicieron un pacto 2y recorrieron Jud&#225; convocando a los levitas de todas las ciudades de Jud&#225; y a los cabezas de familia de Israel para ir a Jerusal&#233;n. 3Luego toda la asamblea sell&#243; un pacto con el rey en el Templo de Dios, y Joyad&#225; les dijo:</div><div class="p">&#8212;Os presento al pr&#237;ncipe que debe reinar, tal como el Se&#241;or prometi&#243; a los descendientes de David. 4Esto es lo que har&#233;is: el tercio de sacerdotes y levitas que entra de servicio el s&#225;bado har&#225; guardia en las puertas; 5otro tercio se ocupar&#225; del palacio real, y el otro de la puerta de la Fundaci&#243;n, mientras todo el pueblo se quedar&#225; en los atrios del Templo del Se&#241;or. 6Nadie entrar&#225; en el Templo del Se&#241;or, a excepci&#243;n de los sacerdotes y los levitas que est&#233;n de servicio, que podr&#225;n entrar por estar consagrados. Pero el resto de la gente observar&#225; las prescripciones del Se&#241;or. 7Los levitas rodear&#225;n completamente al rey con las armas en la mano y si alguien intenta entrar en palacio, lo mat&#225;is. Ten&#233;is que acompa&#241;ar al rey a todas partes.</div><div class="p"> 8Los levitas y todo Jud&#225; hicieron todo lo que el sacerdote Joyad&#225; les hab&#237;a ordenado: cada uno con sus hombres, tanto los que entraban de servicio el s&#225;bado, como los que sal&#237;an, pues el sacerdote Joyad&#225; no hab&#237;a licenciado a ning&#250;n turno. 9El sacerdote Joyad&#225; entreg&#243; a los centuriones las lanzas y los escudos grandes y peque&#241;os del rey David que se guardaban en el Templo;#2 Sm 8,7. 10al mismo tiempo distribuy&#243; a toda la gente empu&#241;ando sus armas, desde el ala derecha del Templo hasta el ala izquierda, entre el altar y el Templo, alrededor del rey. 11Entonces sacaron al pr&#237;ncipe, le entregaron la corona y el testimonio y lo proclamaron rey. Joyad&#225; y sus hijos lo ungieron, aclam&#225;ndolo:</div><div class="p">&#8212;&#161;Viva el rey!</div><div class="p"> 12Atal&#237;a oy&#243; el griter&#237;o del pueblo que corr&#237;a y aclamaba al rey, y se acerc&#243; a la gente que estaba en el Templo del Se&#241;or. 13Cuando vio al rey de pie sobre el estrado, junto a la entrada, a los oficiales y a los que tocaban las trompetas junto al rey, y a todo el pueblo de fiesta, mientras sonaban las trompetas y los cantores con los instrumentos musicales entonaban c&#225;nticos de alabanza, se rasg&#243; las vestiduras y grit&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#161;Traici&#243;n! &#161;Traici&#243;n!</div><div class="p"> 14El sacerdote Joyad&#225; orden&#243; a los centuriones que estaban al mando del ej&#233;rcito:</div><div class="p">&#8212;Sacadla de las filas y pasad a cuchillo al que la siga.</div><div class="p">Como el sacerdote hab&#237;a ordenado que no la matasen en el Templo, #1 Re 1,34; 2,30-31. 15le echaron mano cuando entraba en el palacio por la puerta de las caballer&#237;as y la mataron all&#237;.</div><div class="p"> 16Joyad&#225; sell&#243; un pacto con el rey y con todo el pueblo, que se comprometi&#243; a ser el pueblo del Se&#241;or. 17Entonces toda la gente se dirigi&#243; al templo de Baal y lo destruyeron, hicieron trizas sus altares e im&#225;genes y degollaron ante los altares a Mat&#225;n, el sacerdote de Baal.#2 Re 10,25-28; 1 Cr 23&#8211;26. 18Luego Joyad&#225; puso guardia en el Templo del Se&#241;or a las &#243;rdenes de los sacerdotes y levitas que David hab&#237;a asignado al Templo del Se&#241;or para ofrecer holocaustos al Se&#241;or, conforme est&#225; escrito en la ley de Mois&#233;s, con los cantos de alegr&#237;a compuestos por David; 19y coloc&#243; porteros a las puertas del Templo del Se&#241;or, para impedir la entrada de personas impuras por cualquier causa. 20Finalmente tom&#243; consigo a los centuriones, a los notables, a las autoridades y a toda la gente, baj&#243; al rey desde el Templo, lo llevaron hasta el palacio real por la puerta superior y sentaron al rey en el trono real. 21Todo el pueblo hizo fiesta y la ciudad qued&#243; tranquila, una vez que Atal&#237;a hab&#237;a muerto a filo de espada.</div>
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 <div class="book bk2CH">
 <div class="chapter ch24" data-usfm="2CH.24">
 <div class="label">24</div><div class="s1">Reinado de Jo&#225;s</div><div class="r">(2 Re 12,1-22)</div><div class="p"> 1Jo&#225;s comenz&#243; a reinar a los siete a&#241;os y rein&#243; en Jerusal&#233;n durante cuarenta a&#241;os. Su madre se llamaba Sibi&#225; y era de Berseba. 2Jo&#225;s actu&#243; correctamente ante el Se&#241;or durante toda la vida del sacerdote Joyad&#225;. 3Este le proporcion&#243; dos esposas con las que tuvo hijos e hijas.</div><div class="p"> 4Alg&#250;n tiempo despu&#233;s, Jo&#225;s decidi&#243; restaurar el Templo del Se&#241;or. 5Reuni&#243; a sacerdotes y levitas y les dijo:</div><div class="p">&#8212;Recorred las ciudades de Jud&#225; y recaudad dinero de todo Israel para reparar todos los a&#241;os el Templo de vuestro Dios. Y daos prisa.</div><div class="p">Pero los levitas no se dieron prisa.#2 Re 12,5+. 6Entonces el rey llam&#243; al sumo sacerdote Joyad&#225; y le dijo: #Ex 25,2-7.</div><div class="p">&#8212;&#191;Por qu&#233; no te has preocupado de que los levitas cobrasen a Jud&#225; y a Jerusal&#233;n el tributo impuesto por Mois&#233;s, el siervo del Se&#241;or, y la asamblea de Israel con destino a la Tienda del testimonio? 7Porque la perversa Atal&#237;a y sus secuaces han destrozado el Templo de Dios y han dedicado a los baales todos los objetos consagrados del Templo.</div><div class="p"> 8Y el rey mand&#243; hacer un cofre para colocarlo en la puerta del Templo, por fuera; 9pregonando por Jud&#225; y Jerusal&#233;n que trajesen al Se&#241;or el tributo impuesto por Mois&#233;s, el siervo del Se&#241;or, a Israel en el desierto. 10Todos los jefes y el pueblo tra&#237;an contentos el dinero y lo echaban en el cofre, hasta que se llenaba. 11Y cada vez que los levitas llevaban el cofre a la inspecci&#243;n real, si ve&#237;an que hab&#237;a mucho dinero, ven&#237;an el secretario real y el inspector del sumo sacerdote, vaciaban el cofre y lo colocaban de nuevo en su sitio. Repitiendo peri&#243;dicamente la misma operaci&#243;n, recaudaban mucho dinero. 12Luego el rey y Joyad&#225; lo entregaban a los maestros de obras al servicio del Templo del Se&#241;or, y estos contrataban canteros, carpinteros y artesanos herreros y broncistas para reparar el Templo del Se&#241;or. 13Los obreros trabajaron de firme e hicieron progresar las obras de restauraci&#243;n de tal manera, que restituyeron el Templo a su aspecto y solidez antiguos. 14Cuando terminaron devolvieron el resto del dinero al rey y a Joyad&#225;, quienes mandaron hacer con &#233;l utensilios para el Templo: utensilios para el culto y los holocaustos, vasos y otros objetos de oro y plata. Y mientras vivi&#243; Joyad&#225; se ofrecieron continuamente holocaustos en el Templo del Se&#241;or.</div><div class="p"> 15Joyad&#225; envejeci&#243; y muri&#243; de edad muy avanzada: cuando muri&#243; ten&#237;a ciento treinta a&#241;os. 16Fue sepultado con los reyes en la ciudad de David, pues hab&#237;a hecho el bien en Israel, con Dios y con su Templo.</div><div class="p"> 17Despu&#233;s de la muerte de Joyad&#225;, los jefes de Jud&#225; vinieron a rendir homenaje al rey y el rey les prest&#243; atenci&#243;n. 18Pero luego se desentendieron del Templo del Se&#241;or, Dios de sus antepasados, y dieron culto a los postes sagrados y a los &#237;dolos, pecado que desencaden&#243; la c&#243;lera divina contra Jud&#225; y Jerusal&#233;n. 19El Se&#241;or les envi&#243; profetas para hacerlos volver a &#233;l, pero no hicieron caso de sus advertencias.#2 Re 17,13-18. 20Zacar&#237;as, hijo del sacerdote Joyad&#225;, investido del esp&#237;ritu de Dios, se enfrent&#243; al pueblo y dijo:</div><div class="p">&#8212;Esto dice Dios: &#191;Por qu&#233; hab&#233;is transgredido los mandamientos del Se&#241;or? Nada ganar&#233;is con ello, pues, por haberlo abandonado, el Se&#241;or os abandonar&#225;.</div><div class="p"> 21Pero se confabularon contra &#233;l y, por orden del rey, lo apedrearon en el atrio del Templo del Se&#241;or.#Mt 23,35. 22El rey Jo&#225;s se olvid&#243; de la lealtad que le hab&#237;a profesado Joyad&#225;, padre de Zacar&#237;as, y asesin&#243; a su hijo, que al morir dijo:</div><div class="p">&#8212;&#161;Que el Se&#241;or sea testigo y os pida cuentas!</div><div class="p"> 23Al cabo de un a&#241;o, el ej&#233;rcito sirio lo atac&#243;, invadi&#243; Jud&#225; y Jerusal&#233;n y extermin&#243; a todos los jefes del pueblo y envi&#243; todo el bot&#237;n al rey de Damasco. 24Aunque el ej&#233;rcito sirio contaba con pocos efectivos, el Se&#241;or hizo caer en su poder a un gran ej&#233;rcito, por haber abandonado al Se&#241;or, Dios de sus antepasados. As&#237; hicieron justicia con Jo&#225;s.#Dt 32,30 (ver 2 Cr 20,1-27). 25Cuando los sirios se retiraron, dej&#225;ndolo gravemente enfermo, sus s&#250;bditos conspiraron contra &#233;l en venganza por la muerte del hijo del sacerdote Joyad&#225;, lo hirieron en su lecho y muri&#243;. Lo sepultaron en la ciudad de David, fuera del pante&#243;n real.#21,20+. 26Los conspiradores fueron Zabad, hijo de la amonita Simat, y Jozabat, hijo de la moabita Simrit. 27Lo relativo a sus hijos, a los numerosos tributos recibidos y a la restauraci&#243;n del Templo, est&#225; escrito en el comentario al Libro de los Reyes. Su hijo Amas&#237;as le sucedi&#243; como rey.</div>
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La Palabra (versión española)

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 <div class="book bkMAT">
 <div class="chapter ch18" data-usfm="MAT.18.21+MAT.18.22+MAT.18.23+MAT.18.24+MAT.18.25+MAT.18.26+MAT.18.27+MAT.18.28+MAT.18.29+MAT.18.30+MAT.18.31+MAT.18.32+MAT.18.33+MAT.18.34+MAT.18.35">
 <div class="p">21Pedro, acerc&#225;ndose entonces a Jes&#250;s, le pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;Se&#241;or, &#191;cu&#225;ntas veces he de perdonar a mi hermano si me ofende? &#191;Hasta siete veces?#28,20 (ver Jn 14,23). #ver Lc 17,4.</div><div class="p"> 22Jes&#250;s le contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.</div><div class="p"> 23Y es que el reino de los cielos puede compararse a un rey que quiso hacer cuentas con la gente que ten&#237;a a su servicio. 24Para empezar, se le present&#243; uno que le deb&#237;a diez mil talentos. 25Y como no ten&#237;a posibilidades de saldar su deuda, el amo mand&#243; que los vendieran como esclavos a &#233;l, a su esposa y a sus hijos, junto con todas sus propiedades, para que as&#237; saldara la deuda. 26El siervo cay&#243; entonces de rodillas delante de su amo, suplic&#225;ndole: &#171;Ten paciencia conmigo, que yo te lo pagar&#233; todo&#187;. 27El amo tuvo compasi&#243;n de su siervo; le perdon&#243; la deuda y lo dej&#243; ir libremente.#Lc 7,42.</div><div class="p"> 28Pero, al salir, aquel siervo se encontr&#243; con uno de sus compa&#241;eros, que le deb&#237;a cien denarios. Lo sujet&#243; violentamente por el cuello y le dijo: &#171;&#161;P&#225;game lo que me debes!&#187;. 29Su compa&#241;ero se arrodill&#243; delante de &#233;l, suplic&#225;ndole: &#171;Ten paciencia conmigo, que yo te lo pagar&#233;&#187;. 30Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo hizo meter en la c&#225;rcel hasta que liquidara la deuda. 31Los dem&#225;s siervos, al ver todo esto, se sintieron consternados y fueron a contarle al amo lo que hab&#237;a sucedido. 32Entonces el amo hizo llamar a aquel siervo y le dijo: &#171;Siervo malvado, yo te perdon&#233; toda aquella deuda porque me lo suplicaste; 33en cambio t&#250; no has querido compadecerte de tu compa&#241;ero como yo me compadec&#237; de ti&#187;. 34Y, encolerizado, el amo orden&#243; que fuera torturado hasta que toda la deuda quedara saldada.#5,26. 35Esto mismo har&#225; mi Padre celestial con aquel de vosotros que no perdone de coraz&#243;n a su hermano.#6,12.14-15; Mc 11,25; Ef 4,32; Col 3,13.</div>
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