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COMO NIÑOS PERO NO INFANTILES
A lo mejor parte de los motivos por los que Dios nos da niños es para que le podamos ver más claramente. La manera en la que nuestros hijos se relacionan con nosotros nos da una visión única sobre la manera en cómo nos relacionamos con nuestro Padre. Cuando nuestros hijos nos dan un dibujo, por inexperto que sea, nosotros los colgamos en la nevera o en la pared de la oficina. Es la motivación lo que nosotros atesoramos, no la ejecución. Si nuestros hijos nos dan tanta felicidad, imagínate cómo se debe sentir Dios cuando le ofrecemos regalos con corazones motivados por amor.
De esta manera, cuando nuestros hijos actúan de una manera egoísta, rebelde o desobediente echamos un vistazo en el otro lado de nuestra relación con nuestro Padre. El dolor que sentimos con nuestros hijos rebeldes no se compara con el dolor de nuestro Padre, para quien es más importante.Podemos aprender mucho sobre Dios de nuestra relación con nuestros hijos. Y deberíamos imitar las mejores características cuando nos relacionamos con nuestro Padre celestial. Un hijo amado demuestra humildad, fe, dependencia y un sentido de maravilla que hace que la vida sea interesante. Un hijo rebelde es egoísta, mezquino y desobediente. Jesús nos instruye a ser como niños pero no infantiles.El hijo amado es un modelo para nuestra relación con Dios.
A lo mejor parte de los motivos por los que Dios nos da niños es para que le podamos ver más claramente. La manera en la que nuestros hijos se relacionan con nosotros nos da una visión única sobre la manera en cómo nos relacionamos con nuestro Padre. Cuando nuestros hijos nos dan un dibujo, por inexperto que sea, nosotros los colgamos en la nevera o en la pared de la oficina. Es la motivación lo que nosotros atesoramos, no la ejecución. Si nuestros hijos nos dan tanta felicidad, imagínate cómo se debe sentir Dios cuando le ofrecemos regalos con corazones motivados por amor.
De esta manera, cuando nuestros hijos actúan de una manera egoísta, rebelde o desobediente echamos un vistazo en el otro lado de nuestra relación con nuestro Padre. El dolor que sentimos con nuestros hijos rebeldes no se compara con el dolor de nuestro Padre, para quien es más importante.Podemos aprender mucho sobre Dios de nuestra relación con nuestros hijos. Y deberíamos imitar las mejores características cuando nos relacionamos con nuestro Padre celestial. Un hijo amado demuestra humildad, fe, dependencia y un sentido de maravilla que hace que la vida sea interesante. Un hijo rebelde es egoísta, mezquino y desobediente. Jesús nos instruye a ser como niños pero no infantiles.El hijo amado es un modelo para nuestra relación con Dios.
Escritura
Acerca de este Plan
El propósito de este devocional es ver lo que la Palabra de Dios tiene que decir sobre los retos de la educación que todos los padres enfrentan. Cada día incluye un pasaje de la Escritura y una aplicación de este pasaje en situaciones de prueba y triunfo para guiar a las familias a madurar en Cristo. Los devocionales están creados por Educación por Diseño, un ministerios de Forth Worth dedicado a enseñar a padres a guiar a sus hijos en la misma manera que Dios guía a sus hijos.
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