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DAR CONSECUENCIAS

¡Y no hablemos de dar una consecuencia dura! A Moisés, el gran líder de Éxodo y quien gravó en piedras los Diez Mandamientos, no se le permitió entrar a la tierra prometida porque desobedecía a Dios descaradamente. Moisés rogó a Dios que le cambiará de opinión, pero Dios continuó entregándole la consecuencia.

Aun los grandes líderes y niños puedes cometer errores graves. En una cultura en que los valores morales están en declive, continuar con las consecuencias puede percibirse como severo y cruel. Pero desarrollar los hábitos de obediencia con nuestros hijos requiere que podamos establecer límites claros y cumplir con las consecuencias consistentemente cuando desobedecen.

Aunque parezca cruel, dar consecuencias es un acto de amor consistente.