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CUBRIENDO LA VERGÜENZA

El jardín del Eden era perfecto hasta que Adán y Eva trajeron el pecado y la vergüenza al mundo. Dios cubrió su vergüenza, pero esto tuvo un costo. Para proveerles de prendas de vestir para su piel tenía que morir un animal inocente.

¡Qué premonición de la obra de Cristo en la cruz! Jesús, el Cordero de Dios, derramó Su sangre inocente por nuestros pecados para que Dios pudiese cubrir nuestra vergüenza también. Y, a pesar de que la Biblia no lo especifica, ¿alguien se sorprendería si el animal que murió en el jardín del Edén hubiera sido un cordero?

Dios demostró la respuesta de un Padre Perfecto, cubrió la vergüenza que había causado que Adán y Eva se escondieran. Luego, entregó las consecuencias por su rebelión de una manera que Adán y Eva (y sus descendientes) aprendieron una lección poderosa sobre Su provisión de justicia en el futuro.

Si Dios no hubiera cubierto su vergüenza, puede que Adán y Eva no hubieran aprendido la lección. El acto de Dios de cubrirles les demostró que Él nunca hubiera querido dejar o abandonar a Sus hijos. Adán y Eva pudieron recibir la lección porque ellos amaban y confiaban en el Maestro.

Cubrir su vergüenza hace que la enseñanza sea posible.