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CONFÍA EN DIOS

¿Dónde estás poniendo tu confianza? ¿En tu habilidad para controlar a tus hijos o forzarlos a convertirse en las personas que tú quieres que sean? Jeremías 17:5 dice: «¡Maldito el hombre que confía en el hombre!», porque él sabía que depender del esfuerzo humano lleva a la decepción. En lugar de eso nos dice que reconozcamos que Dios es digno de confianza, y que le demos la responsabilidad de las vidas de nuestros hijos.

Jeremías compara nuestra confianza con un árbol plantado junto al agua. Una planta crece débil cuando el suministro de agua falta o es escaso. Pero como cristianos tenemos una fuente poderosa de agua eterna que nos permite soportar tiempos difíciles y permanecer erguidos. Nuestra confianza se fortalece cuando reconocemos la fidelidad de Dios y recordamos las muchas veces que nos ha sacado del temor y nos ha llevado a un lugar de esperanza.

Cuando enfrentes una «sequía» en tu paternidad, recuerda la fidelidad de Dios y recurre a su fuerza en lugar de la tuya.