La ley del Reino: la ley del perdónMuestra

El perdón es una decisión

Siguiendo con la historia del rey y el deudor que estudiamos ayer, vemos que aquel a quien se le perdonó la deuda encontró a uno de sus compañeros, que le debía 100 denarios. Y ahogándolo le exigió que le pagara. Es interesante porque al contextualizarlo a nuestra realidad, y permitiéndome hacer una comparación, vemos que quien tenía la deuda inicial debía millones de monedas de plata, y el que le debía a él solo le debía unos cuantos cientos de monedas de plata. Lo agarró, lo maltrató y le amenazó para que le pagara, sin importarle que eran consiervos.

No importa qué cantidad o durante cuánto tiempo te deban, la falta de perdón es lo que hace más grande tu problema y las consecuencias del mismo. Aquel hombre convirtió unas pocas monedas en un problema gravísimo. Convirtió ese problema en parte de su vida, aun cuando a él le habían perdonado una deuda de millones de monedas.

La historia bíblica sigue relatando que su consiervo hizo lo mismo que él: se puso de rodillas y pidió tiempo para pagar. Pero su ruego no fue aceptado por aquel que ya había sido perdonado, y lo mandó a la cárcel hasta que le pagara. Los que estaban contemplando la escena se entristecieron, y fueron a contarle todo al rey. Por consiguiente, el rey mandó llamar al siervo al que había perdonado los millones de monedas y le dijo: «Malvado, aunque yo te perdoné tú no lo has hecho con tu compañero.» Inmediatamente fue entregado a los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Jesús añade a su relato: «Así también hará con ustedes mi Padre si no perdonan de corazón a sus hermanos».

El perdón es la decisión de dejar el resentimiento y los pensamientos de venganza, es la decisión de abrir la cárcel, es la decisión de condonar y perdonar la deuda; lo que te hicieron, lo que te defraudaron, lo que te quitaron, y aun lo que te hirieron. Cuando lo decidas así, todo lo sucedido seguirá siendo parte de tus recuerdos, pero el perdón hará que te concentres en eventos mejores de tu vida, los cuales te darán una dirección positiva.

El perdón te guía a sentimientos de comprensión por aquella persona que te hirió. El perdón, no quita la responsabilidad a la persona que hizo el daño; dicha persona sigue siendo responsable. El perdón no minimiza su acto, ni le resta a la justicia, es decir, no justifica las faltas. Se puede perdonar a la persona sin excusar su acto; no se trata de decir: «en realidad no hizo nada malo». Lo que estás haciendo es perdonar voluntariamente lo que esa persona te ocasionó. El perdón trae paz, y eso te ayudará a prolongar la vida.