La Unión De Dos AlmasMuestra

Acudir a Dios La Escritura muestra que Dios ha llamado a los esposos a amar a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia. Eso significa que las amamos independientemente de su respuesta a nuestros esfuerzos por cambiarlas. Y esa misma centralidad en la gracia la necesitan las esposas que quieren que sus maridos cambien. Llegar a pensar de esta manera es lo más difícil en el matrimonio, porque todos solemos amar para obtener algo a cambio. (Sabes que no es amor realmente lo que estás dando cuando empiezas a retenerlo porque no crees que la respuesta es suficientemente buena). Jesús nos llama a un camino más desinteresado, el camino de la cruz. Su camino nos llama a amar simplemente porque es lo correcto, porque lo honra y glorifica a Su Padre. Jesús se vació de sí mismo para amar a los imperfectos pecadores. Eso es amor verdadero. Hombre, ¿te has dado cuenta de que no puedes ser lo suficientemente romántico, ni suficientemente tierno, ni la ayuda suficiente en la casa? No puedes ganar bastante dinero ni comprar suficientes cosas para hacer de tu esposa un dínamo sexual en la cama. El cambio de corazón no se produce a través de ese medio. Al final, solo el Espíritu Santo puede cambiar el corazón de tu esposa. Por eso, las amamos, las alentamos y ponemos una y otra vez a nuestra esposa en las manos de Cristo, porque Él es quien puede cambiar su corazón. Él puede moverse en ella. Él puede hacer cosas que nosotros no podemos. Lo mismo es cierto para las mujeres. Puedes darle a tu esposo todo el sexo que quiera. Puedes cocinarle todas sus comidas favoritas. Puedes mantener la casa extremadamente limpia. Puedes darle espacio para que esté a solas en su cueva. Y Dios puede usar todas esas cosas, pero ninguna de ellas, realizadas con el objetivo de provocar un cambio, funcionará para transformar el corazón de tu cónyuge. Solo Dios puede hacer eso. Eso es lo que sucedió con Salomón y su reina. Su corazón se transformó y se inclinó hacia su esposo cuando un poco antes no lo estaba en absoluto. Ella era indiferente porque estaba cansada, pero luego ella se inundó de amor. Dios lo hizo. * ¿Alguna vez has caído en la trampa de querer cambiar a tu cónyuge por tus propios medios? ¿Pones a tu cónyuge en las manos de Cristo, sabiendo que solo Él puede cambiarlo? ¿Te das cuenta de que Él ama a tu cónyuge más que tú?