Los crayones rotos siguen coloreandoMuestra

Mientras crecía, se me daba muy bien el ocultar mi quebrantamiento. Pensaba que si la gente supiera quién era realmente por dentro, me rechazarían.

Como resultado, sentí un dolor profundo y un vacío que nada parecía llenarlo. No importaba lo que hiciera, el dolor no desaparecía. 

Finalmente, Dios me dio una ilustración de mi vida: yo era una copa rota. 

Varias tragedias en mi vida que representaron grietas en mi copa y el quebrantamiento que llegó a mi vida. Sin embargo, en lugar de llevar mi copa rota, mi dolor y quebrantamiento, a Dios para que me sanara, estaba tratando de lidiar con eso por mí misma.

Así que, la ilustración es esta: estaba tratando de llenar mi vaso roto con agua de varias fuentes para llenar el vacío que sentía por dentro. Pero no importaba lo que hacía, no me satisfacía porque mi "copa" estaba preparada para contener solo un tipo de agua, el agua viva de Jesús. El tipo de agua con la que traté de llenarla simplemente se escurría con el tiempo. Entonces, sentía una satisfacción temporal, no duradera.

Sentí que Dios me decía: “Shelley, has cometido dos pecados: me has abandonado a mí, el manantial de agua viva, y no importa lo que hagas, nunca estarás satisfecha separada de mí. Quiero que vengas a mi manantial de agua viva que nunca se seca”. (paráfrasis de Jeremías 2:13)

Estoy segura que algunos de ustedes se han sentido de la misma manera.

Pasé por una temporada de mi vida en la que Dios me pidió que le entregara mi quebrantamiento, mi copa rota, para que Él me sanara. Fue una temporada dolorosa cuando comencé a enfrentar algunas heridas profundas de mi pasado. Sin embargo, con el tiempo, cuando entregué a Dios mi copa rota, Él puso todos mis pedazos rotos dentro de Su copa, Su copa que ya no tenía grietas y podía contener agua. Cuando escogí ir a Él cada día por Su agua viva, mi vacío fue reemplazado por una verdadera satisfacción en Cristo.

Si colocas una taza debajo de una cascada, ¿qué pasará?

La taza se llenará con agua y posteriormente se desbordará.

Y eso es lo que comenzó a suceder en mi corazón. En la medida que cada día me llenaba de Cristo, no solo estaba satisfecha en Cristo, sino que Su Espíritu en mí comenzó a desbordarse.

En vez de estar necesitada y acudir a otras personas para sentirme bien conmigo misma, en realidad tenía algo que dar a los demás. Tenía amor para dar. Tenía alegría para dar. Tuve ánimo para compartir.

El Salmo 23:5 dice: "Mi copa rebosa".

Me encanta cómo lo dice la versión amplificada, edición clásica (AMPC): "Mi taza [brimming] se desborda". Esta es una imagen maravillosa de tener más que suficiente.

Mi oración es que este Plan te brinde esperanza y te inicie en tu propio camino hacia la libertad y la sanidad.

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¡Qué Dios realmente convierta tu desorden en una obra maestra!