ApartadoMuestra

Una de las mejores maneras en las que podemos empezar a aprender a ser apartado para Dios es pasando tiempo con Él, de la misma manera que lo hablamos ayer. Pero ¿cómo hacemos eso? ¡Orando! 

Parece como la clásica respuesta cristiana, pero la oración es poderosa, y puede llegar a transformar tu vida de manera increíble. La oración puede sentirse como una experiencia incómoda donde hablas al vacío. Pero no tiene porque sentirse de esa manera. 

Piensa sobre aquella vez que aprendiste algo nuevo. Tal vez fue algún deporte, un problema matemático complejo, o un nuevo hobby. Te tomó tiempo el aprender a hacerlo bien, ¿verdad? Con la oración es lo mismo. Se siente extraño al principio. Pero tienes que abrazar lo incomodo para recibir lo asombroso. 

Piénsalo de esta manera. Imagina que por un momento necesitas hablar con un extraño. El simple pensamiento parece incómodo y estresante, ¿verdad? Ahora, imagina que por un momento estás hablando con tu mejor amigo. Completamente normal. 

Así es como funciona la oración. Mientras menos tiempo pasemos orando, más incómodo se sentirá. Pero, cuando continuamos orando, incluso cuando no se siente natural, empezamos a experimentar a Dios de maneras que no lo habíamos hecho antes. 

La realidad es que nos parecemos a aquellas personas con las que pasamos más tiempo. Así, si vamos a ser apartados para Dios, tenemos que empezar a conocerle. Tenemos que empezar a hablar con Él y a escucharle. 

Entonces, vamos a practicar. Hoy, pasa dos minutos orando. Podrías escribirlo en un diario, dibujarlo de una manera creativa, orar en tu mente o decirlo en voz alta. Intenta hacer esto todos los días durante la siguiente semana, y comprueba si empiezas a experimentar la oración de una manera completamente nueva. 

Cuando pasas tiempo orándole a Dios, empezarás a ser apartado para Dios.