Viajando con Jesús - Devocional de Cuaresma de 40 díasMuestra

La lectura de hoy es solo un versículo. Pero, aquellas pocas palabras están llenas de sentimiento. Podemos ver a Jesús solo en el Huerto de Getsemaní, clamando a Su Padre. 

En la crudeza de la emoción, Jesús exclama, “Padre mío, si es posible, pasa de mí esta copa…”

Su angustia se multiplica. Podemos ver Su humanidad. Está a punto de enfrentar tortura física extrema. Y peor que eso, Él sabía que iba a experimentar una soledad que jamás habia sentido, cuando el Padre alejara Su rostro de Jesús, quien cargó con toda la depravación y pecados del mundo. 

Y luego, continúa con Su oración. “Pero, que no se haga mi voluntad, sino la tuya".

Este fue el momento en el que lo humano y lo divino se unieron en uno de los actos más grandes de amor y obdiencia. 

El que no conoció pecado se convertiría en pecado, para que podamos ser la justicia de Dios. Gracia ilimitada. Favor inmerecido. 

No hay condenación ahora que temo. Jesús, y todo en Él, es mío. 

Aplicación

¿Cuál es mi reacción a la obendiencia de Jesús a Dios el Padre?¿Cuál es mi reacción a Su angustia en el Huerto?¿Me inclino en alabanza ante un Dios que sabía el tortuoso camino que tenía por delante y que estaba determinado en seguir?¿Permito que esto se convierta en una revelación personal para mi vida?

Inclínate

Dulce Jesús, no puedo llegar a entender ese momento en el Huerto de Getsemaní. Estabas allí solo en la oscuridad de la noche. Pero eso no fue nada comparado con la soledad que experimentarías en la Cruz. Y a pesar de todo, escogiste caminar en obediencia. Mostraste Tu amor por una humanidad herida al decir: “que se haga Tu voluntad”. Me inclino en reverencia. Amén