MATEO 27:21-32
MATEO 27:21-32 Reina Valera 2020 (RV2020)
Preguntó el gobernador: —¿A cuál de los dos queréis que conceda la libertad? Y ellos contestaron: —A Barrabás. Pilato les preguntó: —¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos exclamaron: —¡Sea crucificado! El gobernador insistió: —Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más: —¡Sea crucificado! Al ver Pilato que nada adelantaba, sino que crecía el alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, y dijo: —¡Yo no me hago responsable de la muerte de este hombre! ¡Allá vosotros! Y respondió todo el pueblo: —¡De su muerte nos hacemos responsables nosotros y nuestros hijos! Entonces les soltó a Barrabás y tras haber azotado a Jesús lo entregó para ser crucificado. A continuación los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía. Lo desnudaron y le echaron encima un manto escarlata; pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas y una caña en su mano derecha, hincaron la rodilla delante de él y se burlaban diciendo: —¡Salve, rey de los judíos! Le escupían y lo golpeaban en la cabeza con la caña. Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos y lo llevaron para crucificarlo. Al salir hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón y lo obligaron a que llevara la cruz.
MATEO 27:21-32 La Palabra (versión española) (BLP)
El gobernador volvió a preguntar: —¿A cuál de estos dos queréis que conceda la libertad? Ellos contestaron: —¡A Barrabás! Pilato les dijo: —¿Y qué queréis que haga con Jesús, a quien llaman Mesías? Todos contestaron: —¡Crucifícalo! Insistió Pilato: —¿Cuál es su delito? Pero ellos gritaban cada vez con más fuerza: —¡Crucifícalo! Pilato, al ver que nada adelantaba sino que el alboroto crecía por momentos, mandó que le trajeran agua y se lavó las manos en presencia de todos, proclamando: —¡Yo no me hago responsable de la muerte de este hombre! ¡Allá vosotros! Y todo el pueblo a una respondió: —¡De su muerte nos hacemos responsables nosotros y nuestros hijos! Entonces Pilato ordenó que pusieran en libertad a Barrabás, y les entregó a Jesús para que lo azotaran y lo crucificaran. Acto seguido, los soldados del gobernador introdujeron a Jesús en el palacio y, después de reunir toda la tropa a su alrededor, le quitaron sus ropas y le echaron un manto de color rojo sobre los hombros; le pusieron en la cabeza una corona de espinas y una caña en su mano derecha. Después, hincándose de rodillas delante de él, le hacían burla, gritando: —¡Viva el rey de los judíos! Y le escupían y lo golpeaban con la caña en la cabeza. Después de haberse burlado de él, le quitaron la túnica, lo vistieron con sus propias ropas y se lo llevaron para crucificarlo. Cuando salían, encontraron a un tal Simón, natural de Cirene, y lo obligaron a cargar con la cruz de Jesús.
MATEO 27:21-32 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
El gobernador repitió la pregunta: –¿A cuál de los dos queréis que os ponga en libertad? Ellos dijeron: –¡A Barrabás! Preguntó Pilato: –¿Y qué haré con Jesús, a quien llaman el Mesías? –¡Crucifícalo! –contestaron todos. Pilato les dijo: –Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos volvieron a gritar: –¡Crucifícalo! Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que el alboroto era cada vez mayor, mandó traer agua y se lavó las manos delante de todos, diciendo: –Yo no soy responsable de la muerte de este hombre. Es cosa vuestra. Toda la gente contestó: –¡Nosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de su muerte! Entonces Pilato puso en libertad a Barrabás; luego mandó azotar a Jesús y lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al palacio, y reunieron toda la tropa a su alrededor. Le quitaron la ropa, le vistieron con una capa roja y le pusieron en la cabeza una corona hecha de espinas y una vara en la mano derecha. Luego, arrodillándose delante de él y burlándose, le decían: –¡Viva el Rey de los judíos! También le escupían, y con la misma vara le golpeaban la cabeza. Después de burlarse así de él, le quitaron la capa roja, le pusieron su ropa y se lo llevaron para crucificarlo. Al salir de allí encontraron a un hombre llamado Simón, natural de Cirene, a quien obligaron a cargar con la cruz de Jesús.
MATEO 27:21-32 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
―¿A cuál de los dos queréis que os suelte? —preguntó el gobernador. ―A Barrabás. ―¿Y qué voy a hacer con Jesús, al que llaman Cristo? ―¡Crucifícalo! —respondieron todos. ―¿Por qué? ¿Qué crimen ha cometido? Pero ellos gritaban aún más fuerte: ―¡Crucifícalo! Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, pidió agua y se lavó las manos delante de la gente. ―Soy inocente de la sangre de este hombre —dijo—. ¡Allá vosotros! ―¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos! —contestó todo el pueblo. Entonces les soltó a Barrabás; pero a Jesús lo mandó azotar, y lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al palacio y reunieron a toda la tropa alrededor de él. Le quitaron la ropa y le pusieron un manto de color escarlata. Luego trenzaron una corona de espinas y se la colocaron en la cabeza, y en la mano derecha le pusieron una caña. Arrodillándose delante de él, se burlaban diciendo: ―¡Salve, rey de los judíos! Y le escupían, y con la caña le golpeaban la cabeza. Después de burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron su propia ropa y se lo llevaron para crucificarlo. Al salir encontraron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón, y lo obligaron a llevar la cruz.