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JUECES 19

19
2. El crimen de Guibeá y la guerra contra la tribu de Benjamín (19–21)#19.1–21.25 Los relatos de los caps. 19–21 se refieren a una guerra intertribal, es decir, de las tribus israelitas contra sus hermanos de Benjamín, con sus causas y consecuencias. Los episodios relatados se desarrollan en tres etapas: 1) el crimen de Guibeá, motivo de la guerra; 2) la convocatoria de las tribus en contra de Benjamín y las operaciones militares, con los reveses iniciales, la emboscada y la victoria final de los israelitas; 3) la rehabilitación de los benjaminitas que habían sobrevivido después de la derrota.
El levita y su concubina
1En los días en que aún no había rey en Israel,#19.1 Véase Jue 17.1-13 n. un levita que vivía en la parte más lejana de los montes de Efraín tomó como concubina#19.1 A la mujer del levita se la llama concubina, término que para nosotros es equívoco porque sugiere la idea de una unión ilegal. En realidad, se trataba de una esposa de rango inferior, autorizada por las costumbres de la época. a una mujer de Belén de Judá.#19.1 Belén de Judá: Véase Rt 1.1-2 nota b. 2Pero ella, habiéndose enojado con él,#19.2 Habiéndose enojado con él: según la versión griega (LXX). Heb. ella se prostituyó. se fue a vivir a Belén, con su padre. Al cabo de cuatro meses, 3el levita fue a buscarla para convencerla de que volviera con él. Llevó un criado y dos asnos, y ella le recibió en casa de su padre. 4También el padre le recibió con alegría, y le invitó a quedarse con ellos. El levita y su criado se quedaron tres días en casa del padre de ella, comiendo, bebiendo y durmiendo, 5y al cuarto día por la mañana se levantaron temprano para irse. Pero cuando ya se iban, el padre de la muchacha dijo a su yerno:
–Come aunque sea un pedazo de pan antes de irte, para que tengas fuerzas.
6Los dos se sentaron juntos a comer y beber, y el padre de ella le pidió que se quedara y pasara contento una noche más. 7Y aunque el levita se levantó para irse, su suegro le insistió tanto, que se quedó.
8Al quinto día, el levita se levantó temprano para irse, pero otra vez el padre de la muchacha le rogó que comiera algo antes de salir, para que recobrara las fuerzas; así que comieron juntos hasta que se hizo tarde. 9Cuando el levita se levantó para irse con su concubina y su criado, su suegro le hizo ver que ya era muy tarde y que el día estaba terminando, y le invitó a quedarse otra noche y pasarla contento, y salir al otro día temprano. 10Pero el levita no quiso quedarse otra noche más, sino que se fue con su concubina, su criado#19.10 Su criado: según la versión griega (LXX). El texto hebreo no tiene esta frase. y sus dos asnos ensillados. Cuando tuvieron ante ellos a Jebús, es decir, Jerusalén,#19.10 La ciudad de Jerusalén se llamaba también Jebús, porque en ella habitaban los jebuseos (cf. Jos 15.8; 18.16,28; Jue 1.21). No fue conquistada por los israelitas hasta los tiempos de David (2 S 5.6-9). 11el criado dijo al levita:
–¿Qué te parece si pasamos la noche en esa ciudad de jebuseos?
12El levita le respondió:
–No vamos a ir a ninguna ciudad que no sea israelita. Sigamos hasta Guibeá, 13y procuremos pasar la noche, sea en Guibeá o en Ramá.
14Así pues, siguieron adelante, y cuando el sol se ponía llegaron a Guibeá, ciudad de la tribu de Benjamín. 15Entonces se apartaron del camino y entraron en Guibeá#19.12 Guibeá significa, en hebreo, colina. La ciudad se llamaba también Guibeá de Benjamín (1 S 13.2) y Guibeá de Saúl (1 S 11.4), y se encontraba a 6 km. al norte de Jerusalén. Véase Índice de mapas. para pasar la noche, y el levita fue y se sentó en la plaza de la ciudad, porque nadie les ofrecía alojamiento.
16Por fin, ya de noche, pasó un anciano que regresaba de trabajar en el campo. Este anciano era de los montes de Efraín y vivía allí como forastero, pues los que vivían en Guibeá eran de la tribu de Benjamín.#19.16 Como en Gn 19, el que ofrece hospitalidad a los visitantes no es un nativo del lugar. En este caso, el anfitrión es un compatriota del levita, que también vivía en un lugar no especificado de las montañas de Efraín. 17Cuando el anciano vio en la plaza al viajero, le preguntó:
–¿De dónde vienes y a dónde vas?
18El levita respondió:
–Estamos de paso. Venimos de Belén de Judá y vamos a la parte más lejana de los montes de Efraín, donde yo vivo. Estuve en Belén, y ahora voy de regreso a casa,#19.18 A casa: según la versión griega (LXX). Heb. al templo del Señor. pero no he encontrado aquí a nadie que me dé alojamiento. 19Tenemos paja y forraje para mis asnos, y pan y vino para nosotros, es decir, para mi mujer, para mi siervo y para mí. No nos falta nada.
20Pero el anciano le respondió:
–Sé bienvenido. Yo me haré cargo de todo lo que necesites. No voy a permitir que pases la noche en la plaza.
21El anciano los llevó a su casa, y mientras los viajeros se lavaban los pies, y comían y bebían, él dio de comer a los asnos. 22En el momento en que más contentos estaban, unos hombres pervertidos de la ciudad rodearon la casa, y empezaron a golpear la puerta y a decirle al anciano, dueño de la casa:
–¡Saca al hombre que tienes de visita! ¡Queremos acostarnos con él!#19.22 Acostarnos con él: Véase Gn 19.5 n.
23Pero el dueño de la casa les rogó:
–¡No, amigos míos, por favor! ¡No cometáis tal perversidad, pues este hombre es mi huésped! 24Mirad, ahí está mi hija, que todavía es virgen. Y también está la concubina de este hombre. Voy a sacarlas para que las humilléis y hagáis con ellas lo que queráis. Pero con este hombre no cometáis tal perversidad.#19.23-24 Esta propuesta es tan sorprendente como la de Lot en Gn 19.7-8. En el antiguo Oriente el honor de una mujer era considerado menos valioso que el sagrado deber de la hospitalidad, que obligaba a defender a cualquier precio la vida y la dignidad del huésped.
25Pero ellos no hicieron caso al anciano, así que el levita tomó a su concubina y la echó a la calle, y aquellos hombres la violaron y abusaron de ella toda la noche, hasta que amaneció. Entonces la dejaron. 26Ya estaba amaneciendo cuando la mujer regresó a la casa del anciano, donde estaba su marido, y cayó muerta delante de la puerta. 27Cuando su marido se levantó y abrió la puerta para seguir su camino, se encontró a su concubina tendida ante el umbral de la puerta, con las manos sobre el umbral. 28Entonces le dijo:
–Levántate y vámonos.
Pero ella no respondió. Entonces él colocó el cadáver sobre un asno y se puso en camino hacia su casa. 29Al llegar tomó un cuchillo, descuartizó el cadáver de su concubina en doce pedazos y los mandó por todo el territorio de Israel.#19.29 Esta acción del levita es análoga a la que realizó Saúl, con la diferencia de que aquí es el cuerpo de la mujer, y no el cadáver de un animal, el que es descuartizado y enviado a todo Israel en demanda de justicia (cf. 1 S 11.7). 30Todos los que lo veían, decían:
–Desde que los israelitas salieron de Egipto, nunca se había visto nada semejante. Hay que pensar en esto y decidir lo que haremos al respecto.

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