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SANTIAGO 4

4
La amistad con el mundo
1¿De dónde vienen las guerras y las peleas entre vosotros? De los malos deseos que siempre están luchando en vuestro interior. 2Queréis algo, y no lo obtenéis; matáis, sentís envidia de alguna cosa, y como no la podéis conseguir, lucháis y os hacéis la guerra. No conseguís lo que queréis porque no se lo pedís a Dios; 3y si se lo pedís, no lo recibís porque lo pedís mal, pues lo queréis para gastarlo en vuestros placeres. 4¡Oh, gente infiel!,#4.4 Gente infiel: lit. adúlteras; en los libros proféticos del AT, la infidelidad matrimonial simboliza la infidelidad a Dios por parte de la nación de Israel, vista como esposa del Señor (Is 1.21; Jer 3.6-10,20; Ez 16; Os 2.2; 9.1). ¿no sabéis que ser amigos del mundo es ser enemigos de Dios? Cualquiera que decide ser amigo del mundo,#4.4 Amigo del mundo: Véase Jn 1.10 n.; cf. Ro 8.7; 1 Jn 2.15-16. se vuelve enemigo de Dios. 5Por algo dice la Escritura: “Dios ama celosamente el espíritu que ha puesto dentro de nosotros.” #4.5 Referencia a un texto desconocido. El sentido más probable es que Dios tiene amor celoso por el hombre (cf. Ex 20.5; Dt 4.24; Zac 8.2). Otras traducciones menos probables son: “El Espíritu (Santo) que Dios hizo habitar dentro de nosotros ama celosamente”, o “El espíritu (humano) que Dios puso dentro de nosotros tiene deseos envidiosos.” 6Pero Dios nos ayuda más con su bondad, pues la Escritura dice: “Dios se opone a los orgullosos, pero trata con bondad a los humildes”.#4.6 Pr 3.34 (gr.); citado también en 1 P 5.5 (cf. Stg 4.10; Mt 23.12). 7Someteos, pues, a Dios. Resistid al diablo, y este huirá de vosotros.#4.7 1 P 5.8-9. 8Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.#4.8 Zac 1.2-3; Mal 3.7. ¡Limpiaos las manos,#4.8 Sal 24.4; Is 1.15-16. pecadores! ¡Purificad vuestro corazón, vosotros que queréis amar a Dios y al mundo a la vez!#4.8 Vosotros que... a la vez: lit. vosotros los de doble ánimo. Véase Stg 1.8 n. 9¡Afligíos, llorad y lamentaos! ¡Que vuestra risa se convierta en lágrimas y vuestra alegría en tristeza! 10Humillaos ante el Señor y él os enaltecerá.#4.10 Véanse referencias en 4.6 n.
Del juzgar al prójimo
11Hermanos, no habléis mal unos de otros.#4.11 Probable alusión a Lv 19.16. El que habla mal de su hermano o lo juzga, habla mal de la ley y la juzga. Y si juzgas a la ley, te haces juez de ella en vez de obedecerla. 12Solamente hay uno que ha dado la ley y al mismo tiempo es juez, y es aquel que puede salvar o condenar. Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo?#4.11-12 Cf. Mt 7.1-2; Lc 6.37-38; Ro 14.4.
No hacer planes con orgullo
13Ahora oíd esto, vosotros, los que decís: “Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, y pasaremos allí un año haciendo negocios y ganando dinero”, 14¡y ni siquiera sabéis lo que será mañana de vuestra vida!#4.13-14 ¡Y ni siquiera... de vuestra vida!: otra posible traducción: ¡y ni siquiera sabéis qué pasará mañana ni qué será de vuestra vida! (Cf. Pr 27.1.) Sois como una neblina que aparece por un momento y en seguida desaparece.#4.14 Cf. Job 7.7; Sal 39.5; 102.3; 144.4; Sab 2.4; 5.9-13. 15Lo que debéis decir es: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.” 16En cambio, insistís en hablar con orgullo; y todo orgullo de esa clase es malo. 17El que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado.#4.17 Cf. Lc 12.47.

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