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SANTIAGO 2

2
Contra la discriminación
1Hermanos míos, vosotros que creéis en nuestro glorioso Señor#2.1 Nuestro glorioso Señor: Véase 1 Co 2.8 n. Jesucristo no debéis hacer diferencias entre unas personas y otras.#2.1 Lv 19.15; Pr 28.21. 2-3Supongamos que estáis reunidos, y que llega un rico#2.2-3 Los ricos mencionados en 2.2-3,6; 5.1 son, probablemente, paganos (cf. 2.7). con anillos de oro y ropa lujosa, y le atendéis bien y le decís: “Siéntate aquí, en el lugar de honor”; y que al mismo tiempo llega un pobre vestido de andrajos, y le decís: “Tú quédate allá, de pie; o siéntate ahí en el suelo”,#2.2-3 En términos muy enérgicos, estos vs. condenan la discriminación en favor de los ricos y en contra de los pobres, ya que esta actitud es contraria a la ley del evangelio. Véase Stg 1.9-10 n. 4entonces estáis haciendo diferencias entre vosotros mismos y juzgando con mala intención.
5Queridos hermanos míos, oíd esto: Dios ha escogido a los pobres de este mundo para hacerlos ricos en fe y para que reciban como herencia el reino que él ha prometido a los que le aman.#2.5 Dios ha escogido a los pobres: Cf. Lc 6.20, y también Is 66.2. 6Vosotros, en cambio, los humilláis. ¿Acaso no son los ricos quienes os explotan y quienes a rastras os llevan ante las autoridades?#2.6 Respecto a los que explotan a los pobres, véanse las referencias en 5.1-6 n. 7¿No son ellos quienes hablan mal del precioso nombre que fue invocado sobre vosotros?#2.7 Hablan mal: o deshonran. El nombre es el de Jesucristo, que fue invocado sobre los cristianos en el momento del bautismo (cf. Hch 2.38; 10.48). Los ricos que hablan mal del precioso nombre son paganos. 8Haréis bien si de veras cumplís la ley suprema, tal como dice la Escritura: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.#2.8 Lv 19.18. Cf. el uso de la misma cita hecho por Jesús (Mt 22.39-40) y por Pablo (Ro 13.9-10). 9Pero si hacéis diferencias entre unas personas y otras, cometéis pecado y sois culpables ante la ley de Dios.#2.9 Cf. Dt 1.17. 10Porque si una persona obedece toda la ley, pero falla en un solo mandato, resulta culpable frente a todos los mandatos de la ley.#2.10 Cf. Mt 5.19. 11El mismo Dios que dijo: “No cometas adulterio”, dijo también: “No mates”.#2.11 Ex 20.13-14; Dt 5.17-18; cf. Mt 5.21-22. Así que, si uno no comete adulterio, pero mata, ya ha violado la ley. 12Vosotros debéis hablar y portaros como quienes van a ser juzgados por la ley que nos trae libertad.#2.12 La ley que nos trae libertad: Véase Stg 1.25 n. 13Pues los que no han tenido compasión de otros, sin compasión también serán juzgados;#2.13 Cf. Eclo 28.1-5; Mt 6.14-15; 18.23-35. pero los que han tenido compasión, saldrán victoriosos en la hora del juicio.#2.13 Pero los que han tenido... hora del juicio: lit. pero la compasión triunfa sobre el juicio. Cf. Mt 5.7; 7.2.
La fe se demuestra con los hechos
14Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe, si sus hechos no lo demuestran? ¿Podrá acaso salvarle esa fe?#2.14 Aquí se refiere a una fe que consiste en la mera aceptación intelectual, teórica, de las verdades religiosas, sin llegar a ser obediencia práctica a Dios. A esta fe solo teórica Santiago contrapone no unos hechos sin fe, sino una fe viva, que se muestra con los hechos. Cf. Mt 7.21; Gl 5.6; 1.22, y véase Stg 1.3 n. 15Supongamos que a un hermano o a una hermana les falta la ropa y la comida necesarias para el día; 16si uno de vosotros les dice: “Que os vaya bien; abrigaos y comed cuanto queráis”, pero no les da lo que su cuerpo necesita, ¿de qué les sirve? 17Así pasa con la fe: por sí sola, es decir, si no se demuestra con hechos, es una cosa muerta.#2.15-17 Cf. 1 Jn 3.17.
18Tal vez alguien dirá: “Tú tienes fe y yo tengo hechos. Muéstrame tu fe sin hechos y yo te mostraré mi fe por mis hechos.” 19Tú crees que hay un solo Dios, y en eso haces bien; pero también los demonios lo creen y tiemblan de miedo. 20No seas tonto; reconoce que si la fe no va acompañada de hechos, es una fe inútil. 21Dios aceptó como justo a Abraham, nuestro antepasado, por lo que hizo cuando ofreció en sacrificio a su hijo Isaac.#2.21 Gn 22.1-14; Heb 11.17. 22Y ya ves que, en el caso de Abraham, su fe se demostró con hechos, y que por sus hechos llegó a ser perfecta su fe. 23Así se cumplió la Escritura que dice: “Abraham creyó a Dios, y por eso Dios le aceptó como justo”.#2.23 Gn 15.6. El autor refleja la enseñanza tradicional judía en torno a la fidelidad, o fe (la palabra griega es la misma) de Abraham (Gn 22; cf. 1 Mac 2.52). Cf. también Heb 11.8-11,17-19. Y Abraham fue llamado amigo de Dios.#2.23 Amigo de Dios: Cf. 2 Cr 20.7; Is 41.8; Dn (dc) 3.35.
24Ya veis, pues, que Dios declara justo al hombre también por sus hechos, y no solamente por su fe. 25Lo mismo pasó con Rahab, la prostituta: Dios la aceptó como justa por sus hechos, porque dio alojamiento a los mensajeros y los ayudó a salir por otro camino.#2.25 Jos 2.1-21; 6.17; cf. Heb 11.31, que también reconoce la acción de Rahab como prueba de su fe. 26En resumen: así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe está muerta si no va acompañada de hechos.#2.26 Cf. Stg 2.17,20.

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