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MARCOS 9:14-50

MARCOS 9:14-50 RV2020

Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio que los rodeaba una gran multitud y que los escribas discutían con ellos. En seguida toda la gente se asombró al verle y corrieron hacia él para saludarle. Él preguntó a los discípulos: —¿Qué discutís con ellos? Uno de la multitud respondió: —Maestro, te he traído a mi hijo. Tiene un espíritu mudo. Cuando se apodera de él le derriba, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. Pedí a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido. Él les respondió: —¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traedme al muchacho. Se lo trajeron y cuando el espíritu vio a Jesús sacudió con violencia al muchacho, quien habiendo caído al suelo se revolcaba echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: —¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? —Desde niño. Muchas veces el espíritu le arroja al fuego o al agua para matarle. Si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos. Jesús le dijo: —Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho dijo clamando: —Creo, ayuda mi incredulidad. Al ver Jesús que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo diciéndole: —Espíritu mudo y sordo, yo te ordeno: Sal de él y no entres más en él. Entonces el espíritu dando un grito le sacudió con violencia y salió. El muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que estaba muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le ayudó a levantarse y quedó en pie. Cuando entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: —¿Por qué nosotros no hemos podido echarlo fuera? Jesús respondió: —Este género de demonios con nada puede salir si no es con oración y ayuno. Salieron de allí y pasaron por Galilea. Jesús no quería que nadie lo supiera porque estaba enseñando a sus discípulos. Les decía: —El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres y le matarán, mas después de muerto resucitará al tercer día. Ellos no entendían el significado de estas palabras, pero tenían miedo de preguntarle. Llegaron a Capernaún y una vez en casa les preguntó: —¿Qué discutíais entre vosotros por el camino? Ellos callaban porque por el camino habían discutido entre sí sobre quién había de ser el mayor. Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: —Quien quiera ser el primero sea el último de todos y el servidor de todos. Entonces tomó a un niño, le puso en medio de ellos y tomándole en sus brazos les dijo: —Quien reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe; y quien a mí me recibe no me recibe a mí, sino al que me envió. Juan le respondió: —Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero se lo hemos prohibido porque no nos sigue. Pero Jesús dijo: —No se lo prohibáis, porque ninguno que haga milagro en mi nombre podrá luego hablar mal de mí, pues el que no está contra nosotros, por nosotros está. Y os aseguro que cualquiera que os dé un vaso de agua en mi nombre, puesto que sois del Cristo, no perderá su recompensa. A cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que se le atase una piedra de molino al cuello y se le arrojara al mar. Si tu mano te es ocasión de caer, córtatela, porque te es mejor entrar en la vida manco que ir con dos manos a la gehena, al fuego inextinguible, donde el gusano de los que allí caen no muere y el fuego nunca se apaga. Y si tu pie te es ocasión de caer, córtatelo, porque te es mejor entrar en la vida cojo que ser arrojado con los dos pies al infierno, al fuego inextinguible, donde el gusano de los que allí caen no muere y el fuego nunca se apaga. Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácatelo, porque mejor te es entrar con un ojo en el reino de Dios que ser arrojado con los dos a la gehena, donde el gusano de los que allí caen no muere y el fuego nunca se apaga. Porque todos serán salados con fuego y todo sacrificio será salado con sal. Buena es la sal, pero si la sal se hace insípida ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos y tened paz los unos con los otros.

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