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JOB 36:1-33

JOB 36:1-33 RV2020

Eliú prosiguió: Espérame un poco y yo te instruiré, porque todavía tengo razones en defensa de Dios. Traeré mi saber desde lejos para atribuir justicia a mi Hacedor. Porque ciertamente no son mentira mis palabras: ¡Tienes ante ti a la sabiduría perfecta! Dios es grande, pero no desestima a nadie. Es poderosa la fuerza de su sabiduría. No concede vida al impío, pero a los afligidos otorga sus derechos. No aparta sus ojos de los justos; antes bien, con los reyes los sienta en un trono y los exalta para siempre. Aun si estuvieran sujetos con grillos, aprisionados con cuerdas de aflicción, él les daría a conocer las obras que hicieron y cómo prevalecieron sus rebeliones. Hace que ellos escuchen su advertencia, y los conmina a apartarse del mal. Si ellos escuchan y le sirven, acabarán sus días con bienestar y sus años con dicha. Pero si no escuchan, serán pasados a espada y perecerán en su falta de sabiduría. Los hipócritas de corazón almacenan resentimiento, y aunque les llegue el castigo divino no pedirán clemencia. Su vida se consume en plena juventud como la pierden los que se han prostituido. Al pobre librará él de su pobreza; en la aflicción despertará su oído. Y también a ti te apartará de la boca de la angustia a un lugar espacioso, libre de todo agobio, y te preparará una mesa llena de manjares. Mas tú te has llenado del juicio del impío, en vez de sustentar el derecho y la justicia. Por eso teme, no sea que él, en su ira, te quite con un golpe que no puedas evitar ni aun a cambio de un gran rescate. ¿Acaso hará él aprecio de tus riquezas, del oro o de todo gran poderío? No anheles la noche, cuando los pueblos desaparecen de su lugar. Guárdate de volver a la iniquidad, la cual escogiste más bien que la aflicción. Dios es excelso en su poder; ¿Qué maestro es semejante a él? ¿Quién le ha trazado su camino? ¿Quién le dirá: «Eso lo has hecho mal»? Acuérdate de ensalzar su obra, la cual es contemplada por toda la humanidad. Todo el mundo puede verla, aunque solo sea desde lejos. Dios es grande y nosotros no lo conocemos, ni es posible seguir el curso de sus años. Él atrae las gotas de agua cuando el vapor se transforma en lluvia, la que destilan las nubes, y se vierte en raudales sobre los hombres. ¿Quién podrá comprender cómo se expanden las nubes y el sonido atronador de su morada? Sobre él extiende su luz y cubre con ella las profundidades del mar. Se vale de tales medios para castigar a los pueblos, pero también para darles su sustento en abundancia. Con las nubes encubre la luz; las interpone y le manda que no brille. Con el trueno declara su indignación y la tempestad proclama su ira contra la iniquidad.

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