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GÉNESIS 37

37
Ciclo de José y sus hermanos (37–50)
1. José y sus hermanos en Canaán (37)
José, vendido por sus hermanos
1Jacob habitó en la tierra donde había vivido su padre, en la tierra de Canaán. 2Esta es la historia#2.4. de la familia de Jacob: José#30.22-24. tenía diecisiete años y apacentaba las ovejas con sus hermanos; el joven estaba con los hijos de Bilha y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre;#35.25-26. e informaba a su padre de la mala fama de ellos.
3Israel amaba a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez, y le hizo una túnica de diversos colores. 4Al ver sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos ellos, empezaron a odiarlo y a hablarle con malos modos.
5Tuvo José un sueño y lo contó a sus hermanos, y ellos llegaron a aborrecerlo más todavía:
6—Oíd ahora este sueño que he tenido: 7estábamos atando manojos en medio del campo, y mi manojo se levantaba y se quedaba derecho, mientras que los vuestros quedaban alrededor y se inclinaban ante el mío.
8Entonces le respondieron sus hermanos:
—¿Vas a reinar tú sobre nosotros, o nos vas a dominar?#Cf. Ex 2.14.
Y lo aborrecieron aún más a causa de sus sueños y sus palabras.
9Después tuvo otro sueño y lo contó a sus hermanos:
—He tenido otro sueño. Soñé que el sol, la luna y once estrellas se inclinaban ante mí.
10Y lo contó a su padre y a sus hermanos; su padre le reprendió:
—¿Qué sueño es este que tuviste? ¿Acaso yo, tu madre y tus hermanos vamos a postrarnos en tierra ante ti?
11Sus hermanos le tenían envidia, pero su padre meditaba en esto. #Hch 7.9.
12Un día, sus hermanos fueron a apacentar las ovejas de su padre en Siquem. 13Entonces Israel dijo a José:
—Tus hermanos apacientan las ovejas en Siquem. Ven y te enviaré a ellos.
—Aquí me tienes —respondió él.
14—Ve ahora, mira cómo están tus hermanos y cómo están las ovejas, y tráeme la noticia —dijo Israel.
Lo envió, pues, desde el valle de Hebrón, y José llegó a Siquem. 15Lo halló un hombre, mientras iba él errante por el campo; y aquel hombre le preguntó:
—¿Qué buscas?
16—Busco a mis hermanos; te ruego que me indiques dónde están apacentando —respondió José.
17—Ya se han ido de aquí; pero yo les oí decir: «Vamos a Dotán » —dijo el hombre.
Entonces José fue tras sus hermanos y los halló en Dotán.
18Cuando ellos lo vieron de lejos, antes de que se les acercara, conspiraron contra él para matarlo. 19Se dijeron el uno al otro:
—¡Ahí viene el soñador! 20Ahora pues, venid, matémoslo y echémoslo en una cisterna, y diremos: «Alguna mala bestia lo devoró». Veremos entonces qué será de sus sueños.
21Cuando Rubén oyó esto, lo libró de sus manos. Dijo:
—No lo matemos.
22Y añadió:
—No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, pero no le pongáis las manos encima.
Quería librarlo así de sus manos y hacerlo volver a su padre. 23Sucedió, pues, que cuando llegó José adonde estaban sus hermanos, ellos le quitaron su túnica —la túnica de colores que llevaba puesta—, 24lo agarraron y lo echaron en la cisterna, que estaba vacía, pues no había en ella agua. 25Luego se sentaron a comer. En esto, al alzar la vista, vieron una compañía de ismaelitas que venía de Galaad, con camellos cargados de aromas, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto. 26Entonces Judá dijo a sus hermanos:
—¿Qué vamos a ganar con matar a nuestro hermano y ocultar su muerte?#4.10. 27Venid, vendámoslo a los ismaelitas, pero no le pongamos las manos encima, porque es nuestro hermano, nuestra propia carne.
Y sus hermanos convinieron con él.
28Cuando pasaban los mercaderes madianitas, sacaron ellos a José de la cisterna y lo vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y estos se llevaron a José a Egipto.#Sal 105.16-22; Hch 7.9-10.
29Después Rubén volvió a la cisterna y, al no hallar dentro a José, rasgó sus vestidos. 30Luego volvió adonde estaban sus hermanos y les dijo:
—¡El muchacho ya no está! Y ahora, ¿qué hago?
31Entonces tomaron ellos la túnica de José, degollaron un cabrito del rebaño y tiñeron la túnica con la sangre. 32Enviaron la túnica de colores a su padre, con este mensaje: «Esto hemos hallado; reconoce ahora si es o no la túnica de tu hijo».
33Cuando él la reconoció, dijo: «Es la túnica de mi hijo; alguna mala bestia lo devoró; José ha sido despedazado».#44.28. 34Entonces Jacob rasgó sus vestidos, se puso ropa áspera sobre su cintura y guardó luto por su hijo durante muchos días. 35Se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo, pero él no quiso recibir consuelo,#Cf. Jer 31.15. y decía:
—¡Descenderé enlutado junto a mi hijo hasta el seol!
Y lo lloró su padre.
36En Egipto, los madianitas lo vendieron a Potifar, oficial de Faraón y capitán de la guardia.

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